El gran narrador americano

Luís Pousa Rodríguez
LUÍS POUSA REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA

Google resucita a Mark Twain en su 176.º aniversario.

01 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Samuel Langhorne Clemens (1835-1910), más conocido por su seudónimo periodístico y literario (Mark Twain), cumpliría ahora 176 años. Una celebración que ayer Google elevó a los altares de su famoso doodle (el icono que ilustra cada día el buscador) con la escena en la que el revoltoso Tom Sawyer enreda a sus compinches para pintar la valla de la tía Polly. Es, en fin, uno de esos aniversarios heterodoxos que Vila-Matas podría incluir en Para acabar con los números redondos.

¿Qué es «la gran novela americana»?

Desde 1776 se busca «la gran novela americana», que se puede entender tanto como la obra imbatible de la literatura estadounidense de todos los tiempos o, más modestamente, como la narración que mejor retrata sobre el papel una época. Autores como el propio Mark Twain, William Faulkner, Herman Melville, Saul Bellow, Henry y Philip Roth o, más recientemente, Jonathan Franzen aspiran a este título oficioso.

¿Dónde encaja Mark Twain en ese ránking?

Mark Twain firma en 1884 Las aventuras de Huckleberry Finn, un relato que erróneamente se cataloga como libro infantil, cuando está más allá de toda etiqueta. Esta obra maestra sin fisuras encaja en las dos categorías de la gran novela americana: plasma como ninguna otra la América de finales del siglo XIX y resiste la comparación con cualquier narración de la literatura norteamericana.

¿Qué ha aportado su obra a la literatura?

En la primera página de Huckleberry Finn, Twain plantó un demoledor aviso a navegantes y lectores: «Las personas que intenten encontrar un motivo en esta narración serán procesadas; las que intenten encontrarle una moraleja serán desterradas; las que intenten descubrirle una trama serán fusiladas». En plata: lo suyo era literatura en estado puro. Sin zarandajas. Twain creó personajes imperecederos, como Huck Finn y el esclavo fugitivo Jim, y los lanzó la deriva por el Misisipi para contar, como muy pocos han logrado, en qué consiste eso que denominamos libertad.