La vuelta al cole y los 53 millones

A CORUÑA

12 sep 2011 . Actualizado a las 11:38 h.

El curso político en A Coruña empieza como se fue en los últimos días de julio: con el gobierno local gestionando unas arcas a las que, aseguran, PSOE y BNG le hicieron, antes de partir hacia la oposición, un agujero de proporciones dantescas. Este quasar, que crece al ritmo que los populares revisan adjudicaciones, contratos y fallos judiciales, suma ya, dice el PP, 53 millones de euros que el alcalde, Carlos Negreira, ha traducido de la siguiente manera: «Tenemos 53 millones de problemas». Bajo esta premisa, cierta para el PP, falsa para la oposición, el gobierno local ha puesto en marcha un «plan de austeridad» que esta semana tuvo como principal flash informativo la jubilación de la flota de coches oficiales, lo que ha provocado una situación un tanto esperpéntica: la llamada derecha toma una decisión que podríamos llamar de izquierdas y la llamada izquierda cuestiona la medida, que pudo haber tomado ella en los 28 años que tuvo el gobierno por el mango. Y no lo hizo porque, según sus cálculos, puede ser más caro no tener coches oficiales que tenerlos (¿?). Así es la política... Eso sí, un riesgo de esta operación -a priori razonable con la que está cayendo, aunque se verá si más efectista que efectiva- es que acabe convirtiéndose en mucho ruido y pocas nueces. Y ahí es donde la oposición debe ejercer su labor fiscalizadora.

Otro riesgo es que los coches oficiales no nos dejen ver el bosque... de problemas. En paralelo a esta política de ahorro, el gobierno local deberá esmerarse en abordar otros compromisos, adquiridos unos, heredados otros, para lo que le convendrá mirar menos por el retrovisor y más por el parabrisas. Tras los audis, en fin, hay una larga lista de cuestiones que deberían viajar, como mínimo, tan rápido como la velocidad que puede llegar a alcanzar uno de los vehículos a los que ahora les llega su Sanmartiño.

Aunque Tabacos es ejemplo de un obstáculo en proceso de superación, la lista sigue siendo larga como una cabalgata de limusinas: empezando por los anunciados impulsos al pequeño comercio, necesitado de mucho más (que también) que de una campaña de imagen, la esperada apertura del tramo urbano de la tercera ronda; la solución -siempre anunciada, pero siempre dilatada- para el Parrote, o patatas calientes como el Ágora, del que alguien ya ha dicho, quizás exageradamente, que puede convertirse en nuestro particular monte Gaiás. Y la lista no acaba ahí: ahora que se cumplen 15 años de la caída del vertedero hay que ver qué se hace, y qué no se hace, con la planta de tratamiento de residuos de Nostián; o qué pasa con el aeropuerto de Alvedro, en una orgía de descenso de tráfico de pasajeros y de recorte de frecuencias solo comparable a los días posteriores al 11-S de hace 10 años, cosa que no parece preocupar en exceso al gobierno local, lo que en sí mismo es preocupante...

Pronto se cumplirán 100 días de la llegada al poder de Carlos Negreira. Que el tiempo vuela lo sabe, pues hace poco más de 4 años el PP le encargaba una misión casi imposible: conquistar la alcaldía. Ya lo logró. Ahora le quedan otros muchos imposibles, y bastantes posibles, a los que hincarles ya el diente.

La llamada derecha toma una decisión que podríamos llamar de izquierdas y la llamada izquierda la cuestiona