Andrea Alonso: «Si puedo elegir, un albariño»

Alfonso Andrade Lago
alfonso andrade REDACCIÓN / LA VOZ

A CORUÑA

La catadora más intuitiva de España presume de su origen gallego

09 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Cinco copas negras sobre una mesa, y los finalistas del Concurso Nariz de Oro deben adivinar qué bebidas contienen, vino en su mayoría, usando solo su olfato. «Parece imposible, pero, si lo fuese, no habría ganado», bromea Andrea Alonso (Montevideo, 1976). La catadora más intuitiva de España se enorgullece de su origen gallego, con un padre que se abrió camino en Uruguay, adonde llegó en 1940 escapando de la Guerra Civil. En su casa no falta un buen albariño.

-¿Conoce los vinos gallegos?

-¡Hombre...! [casi ofendida]. He trabajado mucho con ellos y siento una predilección evidente quizá por deformación familiar, porque así me lo inculcaron de pequeña. Mencía, godello, treixadura..., pero si puedo elegir, un albariño. Me encantan los rías baixas de O Salnés y O Rosal, y si son sobre lías, más complejos, pues mejor aún. Es una cuestión de gustos, pero son los que suelo beber a título particular, para disfrutar en familia. Y hay otros blancos estupendos en España, pero los veo más como aperitivo. Los albariños, al contrario, son estupendos para comer con ellos.

-¿De dónde proceden sus raíces gallegas?

-Mi padre es del barrio de San Roque, en Pontevedra. Se marchó muy joven a Montevideo y ahora vive en Buenos Aires, con excelente salud a sus 83 años. El vino lo mantiene así. Ya sabe... antioxidantes. Viene a Galicia con frecuencia porque en Pontevedra tenemos muchos familiares.

-Bueno, y explíqueme cómo se puede adivinar, usando únicamente el olfato, que las cinco copas negras del Concurso Nariz de Oro contenían syrah de Nueva Zelanda, tempranillo de Castilla-La Mancha, vodka de Polonia, viognier de Castilla y ron de Santa Lucía.

-Pues a base de mucha concentración y superando los nervios, porque hay apenas cinco o seis minutos para acertar y la presión del público pasa factura. Pero, sinceramente, creo que cualquier persona que esté metida en este mundillo podría lograrlo. Aunque puedas nacer rodeado de vinos, la formación es básica para ser sumiller profesional.

-¿Dónde se ha formado?

-Empecé a trabajar a los 18 años en hotel Sheraton de Buenos Aires, un cinco estrellas con varios restaurantes. Como no sabía de vinos no tenía respuesta para los clientes. Por eso me fui metiendo y descubrí que era algo más que una botella. Después vine a Alicante, donde vivían ya dos hermanos míos. Terminé de formarme en España y hoy trabajo en Makro como sumiller. Me encantaría seguir mi aprendizaje en Francia.

-Y acaba de regresar del Concurso Mundial de Bruselas, donde, por cierto, el ribeiro Adega do Moucho se ha llevado la Gran Medalla de Oro.

-Pero son 55 mesas distintas y a mí me tocó probar dulces y generosos, no vinos gallegos. Es un concurso increíble, con casi trescientos catadores. Caté 250 vinos de todo el mundo en tres días, en sesiones de tres a cuatro horas. Por suerte, cada dos o tres paneles de cata haces un descanso para tomar un café o beber agua para limpiar las papilas.

-Recomiéndenos un gran vino por descubrir.

-Los tannat uruguayos. Son de grandísima calidad.

andrea alonso sumiller y nariz de oro 2010