Byrne, la arquitectura humanizada

Rodri García A CORUÑA/LA VOZ.

A CORUÑA

El autor luso exhibe en la Fundación Barrié 14 proyectos en los que destaca su apuesta por «contenedores de vida», el respeto al paisaje, a la cultura y a la historia

18 nov 2010 . Actualizado a las 12:18 h.

Empieza evocando una visita a la ciudad cuando tenía unos once años, «habitábamos en el centro-norte de Portugal y pasamos un sábado y un domingo aquí». El mayor recuerdo es una ruidosa carrera de motos en el centro de A Coruña con un buen número de accidentes. Esto evocaba ayer Gonçalo Byrne, mientras repasaba los últimos detalles de la exposición que inaugura hoy en la Fundación Barrié, formada por 14 de sus proyectos, en la primera muestra de este tipo que hace en España.

Un denominador común de todos ellos es la importancia que este multipremiado autor da a la presencia humana, a la relación del hombre con el medio. «Los arquitectos tenemos que dar forma y dar habitabilidad a los espacios, no solo para contener la vida, sino para potenciar esta vida; la cosa más importante en la arquitectura es si nosotros podemos dar contributos para que a la gente le guste las ciudades donde habitan, que tengan esa sensación de amor a su ciudad, de participar en ella», explicaba didácticamente.

En cuanto a la llamada arquitectura espectáculo, Byrne sostiene que la obra que queda «es importante si es de calidad y por detrás de ella se puede hablar de un autor; lo que pasa hoy en día es que hay una inversión con la mediatización de la arquitectura: lo que viene en primer lugar es el autor, después se habla del proyecto y solamente al final se habla de la obra, pero potenciando unas características de autorreferencia al autor».

En el mismo sentido destaca que estamos en una sociedad de consumo «donde prima el mercado de las emociones, y la principal emoción es la visualidad, la imagen; la gente conoce muchísimos proyectos a través de la fotogenia, aunque jamás estuvo ahí para ver, tocar, sentir la luz, la noción del tiempo, esta relación entre los edificios y la vida que me parece lo principal de la arquitectura». Otra tendencia a la que alude es que «todo va en el sentido de la virtualidad y de la simulación».

La exposición está dividida en tres grupos «porque hemos pensado que sería un modo más claro de comunicar los temas de los proyectos, aunque los temas se cruzan entre ellos». El primer tema es el de los vacíos en la ciudad, el segundo de los edificios como contenedores de vida y el tercero es el reciclaje «que nos parece muy céntrico sobre todo en las ciudades europeas». Considera asimismo como «muy céntrico en la arquitectura, el reciclaje en la construcción» y apunta que los vacíos son los contenedores de vida «la gente no vive en un pavimento o en una pared, pero puede ser una calle o una plaza». En este sentido, destaca la importancia de poder mirar al cielo desde las calles de una ciudad, para percibir las distintas estaciones, la luz natural y «porque la relación del cielo contra la tierra, donde está la memoria de la ciudad, te da el espesor del tiempo, que también tiene mucho que ver con la vida».

Byrne dibuja un triángulo de la arquitectura que estaría formado por la belleza, «la parte sensorial», la construcción «la tectónica», y el uso del edificio, que es la vida y si se pierde «se acaba en la ruina y la ciudad que va perdiendo usos acaba en un campo arqueológico».