Malos tiempos para el Noroeste (incluido el pop-rock)

Por Laureano López

A CORUÑA

23 may 2010 . Actualizado a las 02:55 h.

Corren malos tiempos para la lírica y la épica playera. Al mismo ritmo de crecimiento de los arenales urbanos decrecen las opciones para que el Noroeste Pop-Rock sea lo que prometió el alcalde el año pasado por estas fechas: «Un gran Noroeste de musica pop-rock. Comprometo mi palabra en que así será», dejó escrito en su blog. Se hablaba entonces de brotes verdes que han sido convenientemente fumigados por la mala gestión o digestión de los mercados, los políticos o ambos. La puntilla al Noroeste prácticamente la da hoy la concejala de Hacienda en estas páginas. Las únicas estrellas que se podrán contemplar en Riazor en la noches de agosto, mientras el alcalde no diga lo contrario (pues en sus manos está) serán la Osa Mayor, la Menor y compañía.

Otro Noroeste, pero sin guitarra ni amplificadores, puede correr la misma suerte: A Coruña y su comarca, un noroeste peninsular al que le ha ido regular cuando en el resto de España iba bien y al que ahora que al resto le va mal... Por el momento, la concejala de Hacienda no ha negado que vayamos a sufrir el requeterecorte: «Creo que lo más prudente y sensato es esperar a que Fomento precise las medidas que vaya a adoptar y conocer por tanto si afectan (y de qué manera lo harán si es así) a la ciudad».

Si estos síntomas acaban en enfermedad, A Coruña, como en el manido tópico identitario, puede quedarse a mitad de la escalera, con obras que marchan parece que viento en popa, como la del puerto exterior (pero, ojo, con parte de la financiación aún no confirmada) y otras que van paso a paso y sin noticias de un más que necesario acelerón: tercera ronda, vía Ártabra o la depuradora (el cuento de nunca acabar).

Pero, y lo que es más peligroso dada la indefinición de los recortes anunciados, están temblando proyectos aprobados o en vías de aprobación para cuya ejecución solo falta apenas un trámite: el dinero. Hablamos en este capítulo de la ampliación del aeropuerto de Alvedro, que debería licitarse en junio, los accesos por carretera y por tren a Langosteira, el paseo marítimo hasta O Portiño... Por no mentar otros sin consignación económica, como la intermodal, un metro que parece más pesado que ligero, o el desarrollo del ofimático, con su enésima reparcelación a cuestas...

Del Ayuntamiento, pero también del Gobierno de Zapatero y de la Xunta depende en buena medida que A Coruña continúe subiendo los peldaños de la escalera. Ojalá se confirme lo dicho por Marón y por Negreira, respectivamente: nunca un Gobierno central se volcó tanto con A Coruña, nunca una Xunta dio tanto a la ciudad. Del alcalde, que presume de las buenas relaciones con el Ejecutivo, pero también de la oposición, con sus no menos buenas relaciones con el equipo de Alberto Núñez Feijoo, dependerá que se atrevan o no a meternos la tijera. Los líderes políticos de la ciudad tendrán que estar a la altura de las circunstancias. Contención del gasto en casa, pero cumpliendo la palabra dada, y dejando claro que no estamos dispuestos a que desde fuera nos trasquilen, pues no somos ovejas.