Pero, y lo que es más peligroso dada la indefinición de los recortes anunciados, están temblando proyectos aprobados o en vías de aprobación para cuya ejecución solo falta apenas un trámite: el dinero. Hablamos en este capítulo de la ampliación del aeropuerto de Alvedro, que debería licitarse en junio, los accesos por carretera y por tren a Langosteira, el paseo marítimo hasta O Portiño... Por no mentar otros sin consignación económica, como la intermodal, un metro que parece más pesado que ligero, o el desarrollo del ofimático, con su enésima reparcelación a cuestas...
Del Ayuntamiento, pero también del Gobierno de Zapatero y de la Xunta depende en buena medida que A Coruña continúe subiendo los peldaños de la escalera. Ojalá se confirme lo dicho por Marón y por Negreira, respectivamente: nunca un Gobierno central se volcó tanto con A Coruña, nunca una Xunta dio tanto a la ciudad. Del alcalde, que presume de las buenas relaciones con el Ejecutivo, pero también de la oposición, con sus no menos buenas relaciones con el equipo de Alberto Núñez Feijoo, dependerá que se atrevan o no a meternos la tijera. Los líderes políticos de la ciudad tendrán que estar a la altura de las circunstancias. Contención del gasto en casa, pero cumpliendo la palabra dada, y dejando claro que no estamos dispuestos a que desde fuera nos trasquilen, pues no somos ovejas.