«No sabía si se caía el mundo»

A CORUÑA

La universitaria coruñesa que estaba en Talca cuando ocurrió el terremoto de Chile regresó ayer a la ciudad, después de vivir varios días de angustia e incertidumbre

10 mar 2010 . Actualizado a las 11:41 h.

Hace quince días, los padres de Bárbara Villar Lago la despedían deseándole que disfrutara de su experiencia de cuatro meses estudiando en la Universidad de Talca, en Chile. Nadie se podía imaginar que un terremoto acabaría de forma brusca con esta estancia en el país sudamericano, e incluso haría temer por su regreso a A Coruña.

La madre de Bárbara, Luisa Lago, pudo ayer por fin abrazar a su hija, y dejar atrás los peores días de su vida, en los que incluso llegó a pensar que no la volvería a ver. Sin embargo, la pesadilla acabó ayer, cuando tuvo delante a la joven estudiante de Derecho, que gracias al tesón de sus padres pudo abandonar Talca -junto con otras dos estudiantes españolas-, y viajar a Santiago de Chile, donde permaneció estos últimos días.

Bárbara Villar no sabía explicar cómo eran sus sentimientos cuando vio que todo se ponía a temblar. «Me llevé un susto muy grande. No era miedo, no era dolor, no era sufrimiento. Era incertidumbre e incerteza de no saber lo que me estaba pasando, no sabía si se caía el mundo», recordaba ayer la joven coruñesa. Confiesa que, «después de haber pasado el gran susto y de salir de Talca, estos días estaba relativamente bien, aunque se notaban muchos las réplicas y los temblores. Allí están acostumbrados, y dicen que hasta que los temblores no lleguen a los siete grados no pasa nada, pero nosotras teníamos miedo de que volviera a pasar lo mismo».

Saqueos y muertes

La universitaria coruñesa también explica que la situación en Talca era bastante complicada, sobre todo «por lo que se escuchaba en la radio», ya que en la zona en la que ella y sus compañeras estaban residiendo no vieron pillajes ni saqueos. «Los vecinos se organizaban para evitar que llegaran los ladrones, y nosotras estábamos en casa y no nos enterábamos de nada. Pero, bueno, también hay que tener en cuenta que de las más de 500 personas que murieron en Chile, 80 eran de Talca, y que fue una de las ciudades más perjudicadas», afirma.

Cuando un coche contratado por sus padres y los de las otras dos estudiantes fue a rescatarlas a Talca para trasladarlas a Santiago de Chile vieron un rayo de esperanza para poder salir del país cuanto antes. «El viaje fue bastante complicado, porque había puentes caídos y carreteras rotas, pero no pasamos miedo. Después del gran susto, todo es poco», comenta. El domingo, Bárbara Villar volaba por fin desde Argentina a Barcelona, aunque el avión partió con varias horas de retraso. Luego, en la capital catalana, cogió una gran nevada y tuvo que viajar en coche detrás de una máquina quitanieves; y, ayer, «después de miles de kilómetros», entraba por la puerta de su casa.