La concejala de Asuntos Sociales, Silvia Longueira, rechazó ayer las acusaciones de la asociación de vecinos del Ventorrillo afirmando que la situación en el poblado de Penamoa estaba igual que hace un año y por ello se manifestaron de nuevo el pasado miércoles. «La situación no es la misma, en absoluto», afirmó Longueira, y aseguró que una prueba de ello eran las fotografías aéreas hechas públicas por su departamento el pasado mes de agosto «con el antes y el después» de las actuaciones municipales en la zona. En este sentido, la edila recordó que dichas imágenes mostraban claramente cómo «ya está más del sesenta por ciento del poblado, cerca del setenta, desmantelado».
En dichas imágenes se mostraba asimismo el avance de las obras de construcción de la tercera ronda hasta llegar a las inmediaciones del poblado chabolista sobre el que discurre su trazado.
Otro dato que recordó Silvia Longueira es que cuarenta familias que vivían en el poblado ya han sido realojadas en diversos lugares de la ciudad y su entorno y se mostró rotunda al afirmar, en un par de ocasiones: «Lo de Penamoa se está haciendo por el libro»; después unas palabras de elogio para las personas de Asuntos Sociales que trabajan directamente en el proceso de realojo de los chabolistas del poblado, la concejala apuntó que incluso «no descartaría» que la labor que su departamento está llevando a cabo «tuviera próximamente algún tipo de reconocimiento».
Longueira aludió únicamente al aspecto social de las actuaciones en el poblado chabolista, donde, según reconoció, sigue habiendo problemas, si bien no quiso entrar en el apartado de seguridad ciudadana, «que no me toca».
La concejala insistió en su convencimiento de que todo lo relacionado, desde el punto de vista social, con el desmantelamiento del poblado chabolista de Penamoa y el realojo de las familias que se están viviendo en el el mismo «se está haciendo increíblemente bien».
La Concejalía de Asuntos Sociales ha puesto en marcha una serie de actividades de formación e integración de las familias residentes en el poblado chabolista y todas ellas formaban parte de los pasos previos para su posible integración en las nuevas viviendas a las que están siendo destinados.
Tras varios meses de cierta calma, en los últimos días la posibilidad de que algunas de estas familias acabe viviendo en barrios de la ciudad ha vuelto a levantar polémica por parte de las personas que pueden ser sus futuros vecinos o de las entidades que representan a los mismos.