Elena Parada es una arteixá propietaria de la escuela de ballet clásico Cinderella.
-Hay muchas niñas en las escuelas de ballet pero pocas mujeres que sean bailarinas profesionales, ¿a qué se debe?
-A que las niñas se hacen mayores, acaban entrando en la universidad y se dedican a sus carreras.
-Algunas se dedican al ballet profesional pero, ¿por qué hay tanta profesora de ballet y en cambio tan poca bailarina?
-Porque hay pocas compañías de danza clásica y por eso la gente prefiere dar clases. Muchas personas se dedican a la enseñanza como medio para ganar dinero pero yo creo que tiene que ser vocacional.
-Aunque debe ser un problema español porque en Austria, por ejemplo, hay más afición por la danza que aquí...
-Tiene bastante relación con las subvenciones. El Gobierno tiende a financiar más la danza contemporánea pero eso no quiere decir que aquí no haya buenos directores o excelentes bailarines.
-A una persona le escuché decir que lo «clásico aburre», ¿será ese el problema?
-El problema es que la danza clásica exige mucha disciplina que la gente no está dispuesta, en muchos casos, a acatar. Parece que ahora lo que gusta es que todo sea muy rápido.
-Me imagino que un bailarín tendrá que tener otras capacidades, no solo ser disciplinado
-Claro, pero la flexibilidad y otras aptitudes similares se trabajan desde pequeño porque es algo que se va adquiriendo. Es algo positivo para la vida diaria.