Muchos más éxitos que escándalos

A.?M. Castiñeira

A CORUÑA

El paso de Raphael por los escenarios de la comarca está sembrado de triunfos y algún que otro fiasco. Esta noche en la playa de Riazor intentará reeditar los primeros

14 ago 2009 . Actualizado a las 11:49 h.

Este año, más que nunca, se trae consigo el escándalo . Miguel Rafael Martos Sánchez, Raphael , el niño de Linares (1945), es ya, sin mover un dedo, protagonista absoluto y polémico del Noroeste Pop Rock. Pase lo que pase hoy en Riazor, su concierto será más que recordado. Y no es la primera vez.

Los casi cincuenta años que el artista lleva sobre los escenarios comenzaron para los coruñeses a principios de los sesenta. Lo recordaba Carlos Fernández en su sección Historias de A Coruña el 27 de mayo del 2001, en la que recogía que «su primer concierto [en la ciudad] fue en el antiguo Leirón del parque del Casino, de la calle Juan Flórez». Ya había sido premiado en el festival de Benidorm, pero no era aún el astro que en el verano de 1967 congregó a una multitud en la puerta del Hotel Embajador para recibirlo antes de sus dos actuaciones estelares en la sala de fiestas El Seijal, en las que arrasó.

Volvió en 1973, en julio. Esta vez, al Palacio de los Deportes, a pocos metros de donde cantará esta noche. Como siempre, histriónico y entregado, pero su interpretación no levantó las mismas pasiones, quizás porque días antes un resfriado le redujo su enorme caudal de voz.

Raphael se estrenó en el entonces Palacio de Congresos en 1992 con dos recitales en días consecutivos (3 y 4 de agosto). Llenó y arrancó olés tras largarse medio centenar de temas en cada uno de los pases. Tres años después volvió a ese escenario y con las mismas ganas, pero más de la mitad de los asientos permanecieron vacíos. Todavía hubo otro concierto en el recinto antes de este que se convirtiese en Palacio de la Ópera. Fue el 16 de octubre de 1999. Lejos de anteriores despliegues, cantó solo una hora.

Abril del 2002. El día 11 el de Linares irrumpió en el escenario del Palacio de la Ópera como si supiese que siete años después querrían bajarlo del del Noroeste bajo la acusación de no ser artista ni de pop ni de rock. Hizo un ataque preventivo con una versión de Héroes del Silencio, y ni aquejado de una leve afección en las cuerdas vocales se arredró: tres horas de corrido y hasta rompió un espejo en un estudiado arrebato de arte. El de su gira De vuelta , ya después del trasplante de hígado al que tuvo que ser sometido, fue un concierto frustrado. Estaba previsto para el 12 de febrero del 2004, pero, después de ser aplazado, finalmente se suspendió «por enfermedad», según la organización.

Las últimas actuaciones de Raphael en la ciudad fueron el año pasado, el 16 y el 17 de abril. Dos horas y media de espectáculo en el Teatro Colón. El público lo recibió en pie y le dedicó una ovación. Salió acompañado solo por un pianista, y terminó aclamado. «Hasta remata las estrofas como los toreros las tandas, con adornos gestuales y, en su caso, también vocales», publicó Rubén Ventureira en La Voz en su crítica del concierto.