Año en blanco
El frenético ritmo de conciertos del verano anterior contrastó con la sequía del 2003. El programa de fiestas no incluía ningún evento en la playa. Según alegó en su momento el Ayuntamiento, la razón era el alto coste que esto suponía. Empresarios hosteleros de la zona y aficionados a la música en directo plantearon sus quejas ante esta decisión, y tuvo sus consecuencias. Entre el 31 de julio y el 8 de agosto del 2004 pasaron por riazor la Electric Light Orchestra teloneando a Rubén Blades; David Civera, La Quinta Estación, Los Suaves, Herdeiros da Crus, Deluxe y unas cuantas bandas locales más.
El Noroeste recuperó su pulso. En el 2005 fueron tres días de música, a cargo de, entre otros, Josele Santiago, Pereza y Siniestro Total; y el año siguiente fueron cuatro los días, si se incluye el Concierto Centenario de Estrella Galicia, donde grupos gallegos rindieron tributo a Golpes Bajos. Aparte de esto, viejos conocidos como Burning y Los Ronaldos compartieron uno de los carteles más chocantes de la historia del rock, en el que la elegancia del británico Paul Weller se encontró con El Koala y sus irrefrenables ganas de hacerse un corral. En el 2007 volvieron los grupos locales -arrasó Deluxe en casa- junto a Dover, Nacha Pop y los New York Dolls, entre otros. Como si nada hubiera pasado, el Noroeste volvía a ser una cita ineludible del verano coruñés. El cartel era escrutado nada más publicarse y las críticas volvían a llover sobre él. El pasado año repitió Kiko Veneno, junto a Raimundo Amador, M-Clan, Asian Dub Foundation y Mode Selektor, entre otros. Una plantilla artística peculiar que pareció no contentar a nadie, a pesar de congregar de nuevo a miles de coruñeses. Y este año, nuevo giro en el festival que, aparte de The Hives, con las actuaciones de El Consorcio y Raphael parece alejarse del pop, del rock y también del noroeste.