Fotogramas antidepresivos

A CORUÑA

El psicólogo Jaime Burque usa las películas como vía para la solución de los problemas de sus pacientes

21 jul 2009 . Actualizado a las 11:33 h.

Jaime Burque sería el psicólogo ideal de Woody Allen. «¡Qué va!, Woody Allen es un adicto al psicoanálisis; lo mío no valdría para él», ríe. Pues debería probar, porque dar rienda suelta a los conflictos emocionales, las depresiones o los problemas de comunicación a través del cine puede ser una experiencia doblemente satisfactoria. Por un lado, solucionar el pesar. Por otro, descubrir (o redescubrir) películas.

Es lo que se llama filmoterapia. Burque llevaba más de cinco años apoyando sus terapias con películas. Al constatar los avances, diseñó una técnica centrada en ellas. Tras más de un año aplicándola, afirma haber «logrado grandes progresos» y tener a sus pacientes «encantados».

Lo que puede parecer una modernidad sospechosa, tiene tras de sí un pormenorizado estudio. «Tenemos tres grandes grupos-detalla-. Las que tratan el tema del amor y el erotismo; las de evolución, en las que se ve cómo cambia una persona, y las que invitan a la reflexión». Las preocupaciones del paciente harán que se recomiende una u otra.

Tras el visionado del filme, el psicólogo entablará una conversación con el paciente sobre lo visto. Y, de ese modo, penetrará mucho más fácilmente en el problema. «No es que una persona se cure con ver una película -aclara-. Se trata de usar los filmes como medios para remover lo que le preocupa y tratarlo».

La petición de ejemplos es obligada. «Mi pie izquierdo es un buen caso de película sobre superación personal, ya que trata el caso de un discapacitado físico que no se viene abajo. Otro es Gran Torino, en el que ves la evolución de hombre negativo hacia lo positivo. Y Atrapado en el tiempo es la película de filmoterapia total, porque refleja el cambio de conducta de un hombre amargado».

Al igual que hay películas que ayudan, ¿existen otras que pueden empeorar al paciente? «Bueno, Dogville, por ejemplo. Ahí en vez evolucionar, se involuciona. A Von Trier le gusta poner al ser humano al límite».