Decenas de vecinos de Monelos piden la anulación de las nuevas líneas de bus

R. García

A CORUÑA

30 ene 2009 . Actualizado a las 11:42 h.

«¡Qué dejen todo como estaba!». Fue una de las peticiones más repetidas durante la asamblea celebrada anoche en el centro social de Monelos. Las nuevas líneas de los autobuses urbanos que comunican el barrio con el resto de la ciudad era el motivo de la reunión. En la mesa presidencial se sentaron dos responsables de la compañía de Tranvías y la presidenta de la asociación de vecinos de Monelos, Ascensión Martínez. Esta última explicó que se trataba de una asamblea informativa para hablar de los cambios en las líneas de buses y recoger información sobre los problemas que tenían los usuarios con los nuevos recorridos.

Más de cien vecinos llenaron el salón de actos del centro y empezaron a exponer sus críticas a las nuevas líneas de autobús, entre las que destacaba la falta de servicio para llegar hasta el hospital universitario, «nos dejan a 300 metros de distancia», un destino habitual de muchos de los asistentes.

La paulatina retirada de autobuses que prestaban servicio al barrio durante los últimos años fue otra de las quejas expuesta por varias asistentes, mientras que otros se remontaban en la historia para recordar que los buses ya llegaban a Monelos «cuando eran tirados por los caballos» o que entre las primeras líneas puestas en marcha en 1903 una ya era la que unía Puerta Real con Monelos.

Aunque en un principio los responsables de la compañía de Tranvías empezaron a contestar cada una de las cuestiones que se planteaba desde el público, pronto se vio que el sistema era poco operativo, entre otras cosas por las decenas de manos levantadas pidiendo intervenir cuando ya habían pasado más de cuarenta minutos de reunión.

Ascensión Martínez aconsejó que los vecinos fueran planteando sus preguntas y luego los técnicos ya responderían, sobre todo después de que uno de ellos apuntara que el principal problema de los vecinos eran «los celos que tienen de otros barrios», afirmación que generó un notable bronca y la petición de que retirara esas palabras.

Recobrada la calma, la enumeración de los perjuicios que causan las nuevas líneas se prolongó por espacio de unos cuarenta minutos, un tiempo en el que no faltaron propuestas de pedir que se restauraran las líneas anteriores y «si en el plazo de quince días no nos responden nos manifestamos y cortamos el tráfico», apuntaron. La idea fue recibida con aplausos, aunque poco a poco el público fue abandonando el salón sin tomar ningún acuerdo concreto.