Un coruñés en la Concha

Carlos Fernández

A CORUÑA

El pesquero «Alfonso XIII» estuvo cinco meses varado en San Sebastián hasta que una empresa gallega logró ponerlo a flote

24 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Se han cumplido ahora cien años de uno de los accidentes marítimos más curiosos de la historia española, que tuvo por protagonista al pesquero coruñés Alfonso XIII, que, tras encallar en la famosa playa donostiarra de La Concha, estuvo allí casi cinco meses hasta que una empresa gallega, Salvamentos Barreiro, Rey y Compañía, del armador Luis Rey, logró ponerlo a flote.

Todo comenzó a última hora del 22 de febrero de 1908, cuando los pesqueros coruñeses Alfonso XIII y General Gordon, dedicados a la pesca de arrastre, fondearon en la bahía, al amparo del islote de Santa Clara. Horas después, el ancla del primer buque comenzó a garrear, como consecuencia del mal tiempo reinante, y el pesquero acabó varando en la playa de la Concha, con la proa mirando hacia tierra. Sus doce tripulantes lo abandonaron ante el peligro que corrían.

En la primera pleamar, varios buques, entre ellos el propio General Gordon, le dieron un cable e intentaron desembarrancarlo, pero no fue posible. Todo ello congregó en el paseo marítimo a una multitud de curiosos que daban las más variadas opiniones sobre el suceso. Así, el buque se quedó como objeto de curiosidad turística, como muchos años después ocurrió en A Coruña con la popa del Mar Egeo. Una casa de salvamento marítimo de Bayona (Francia) intentó rescatarlo, pero sus esfuerzos fueron baldíos.

Como el tiempo fue pasando y no se encontraba solución para sacar al pesquero coruñés de su cama, surgieron en la prensa local muy diversos comentarios. En uno de ellos se lamentaba que, de seguir así las cosas, el rey Alfonso XIII iba a ir a San Sebastián a pasar su temporada veraniega, mientras el pesquero que llevaba su nombre continuaba embarrancado a poca distancia del palacete donde estaba Su Majestad.

Fue entonces cuando entró en acción Luis Rey Castro, de la empresa de salvamentos marítimos Barreiro, Rey y Compañía, y se empeñó en rescatar al pertinaz huésped. Y, por el fin, el 13 de julio, ante un gentío impresionante, el remolcador Finisterre , que había ido desde A Coruña, logró encapillar un cable al pesquero y aprovechando la pleamar de las tres de la tarde, comenzó a tirar del buque. Y fue a las tres y cuarto cuando el Alfonso XIII comenzó a moverse y minutos después, decía la prensa local, «el barco flotaba majestuosamente en la bahía, mientras el público prorrumpía en cerrada ovación y se lanzaban cohetes, así como disparos de cañón desde el Club Náutico, que estaba engalanado con su telégrafo de banderas para celebrar el acontecimiento».

Añadía el periódico El Correo de Guipúzcoa: «Los elogios a la empresa coruñesa Barreiro, Rey y Compañía, que tan hábilmente realizó su trabajo, fueron unánimes, sobre todo cuando otra empresa francesa abandonó el rescate por considerarlo imposible. Si hubiese sido al revés, ¡que cosa no se hubiese dicho de los españoles!». Otro periódico, La Voz de Guipúzcoa , señalaba en su crónica: «Hay curiosas coincidencias: el buque salvado lleva el nombre de un monarca y su salvador se apellida Rey. Es decir, que un Rey ha destronado de su sitial de arena al Alfonso XIII ». Luis Rey falleció en A Coruña el 21 de abril de 1918 y su entierro constituyó una sentida manifestación de duelo.