El encanto de los clásicos

Manuel Otero

A CORUÑA

Motos antiguas españolas protagonizan una exposición organizada por el centro comercial Cuatro Caminos

03 abr 2008 . Actualizado a las 11:35 h.

Las motos antiguas, aquellas que dominaban las carreteras españolas el los años 50, 60 y 70, protagonizan la nueva exposición organizada por Cuatro Caminos Centro Comercial. Son 22 piezas de coleccionista -todas fabricadas en España- las que se pueden admirar desde ayer y hasta el día 19 de este mes. Marcas de leyenda como Bultaco, Montesa, Ossa o Lambretta están representadas en la muestra con ejemplares perfectamente restaurados. Todos pertenecientes a aficionados y coleccionistas que las han cedido especialmente para la ocasión.

Una Moto Guzzi Hispania, conocida popularmente como «Langostino» por su sistema de propulsión, es el modelo más antiguo de la exposición. Se trata de una pieza que se empezó a fabricar en el año 1949. A buen seguro que los más veteranos la recordarán perfectamente.

Otra de las más conocidas es la Montesa Impala de 1963. Muy apreciada en la época por la facilidad de manejo y por la velocidad que podía llegar a alcanzar. Javier Pardo Corral, que se acercó a la exposición para recordar viejos tiempos, fue uno de sus afortunados propietarios: «Una moto como esta no estaba al alcance de cualquier chaval en aquella época. Yo tuve suerte porque todos mis hermanos tenían moto y yo con 13 o 14 años ya me escapaba con alguna. Después ya tuve una Montesa Impala como la que se puede ver aquí y más tarde una Bultaco Mercurio, también una Ducati. La verdad es que las motos me encantaban».

Pardo recuerda con nostalgia aquellos años y con algo de pudor reconoce que tanto él como sus amigos de juventud hicieron muchas locuras sobre estas máquinas de dos ruedas: «Pueden parecer motos anticuadas, pero una Bultaco Tralla podía llegar a alcanzar los 120 o 130 kilómetros por hora en aquellas carreteras. Era mucha velocidad y la educación vial no estaba tan arraigada como ahora, pero el riesgo era menos porque en las carreteras había muy pocos coches».

Juan Irrastiz, mientras contempla embelesado una Moto Guzzi, comenta que «tener una de estas suponía vivir dos veces, daba una libertad inimaginable. La mayoría de la gente solo tenía bici, de coches ya ni hablamos. Las motos de ahora tienen más prestaciones, pero mucho menos encanto».

Todos los aficionados a las dos ruedas y al olor de la gasolina y los que quieran recordar otros tiempos tienen una cita ineludible.