Un embarque real en O Parrote

Carlos Fernández A CORUÑA

A CORUÑA

Historias de A Coruña | Carlos I partió de la ciudad en 1520 rumbo a Flandes El monarca abandonó la ciudad acompañado por Fernán Pérez de Andrade, al que nombró capitán general de la flota que lo llevaría al extranjero

30 sep 2006 . Actualizado a las 07:00 h.

Carlos I de España y V de Alemania, nieto de Fernando el Católico y del germano Maximiliano, fue un rey viajero. En uno de sus periplos partió de A Coruña para Flandes, saliendo por la puerta de O Parrote, en una pequeña embarcación, para trasladarse al navío real que, junto al resto de la expedición, le esperaba en la bahía. Entre 1516 y 1522, el monarca sólo estuvo en tierra hispana dos años. Necesitaba dinero para sus vastos territorios y no estaba fácil el hallarlo, de ahí que convocase, en marzo de 1520, Cortes en Santiago de Compostela con la intención de que le aprobasen nuevos impuestos. Se reunieron las Cortes el 31 de abril en Santiago de Compostela y permanecieron durante varias semanas discutiendo. Aunque no negaron el nuevo impuesto -hacían falta 800.000 ducados, o sea, 2.100 kilos de oro fino-, pretendían que el monarca aceptase una serie de memoriales asegurando el Gobierno de Castilla en su ausencia. Sin embargo, surgió un nuevo problema al exigir el conde de Andrade y el de Benavente, secundados por el arzobispo compostelano, Alonso de Fonseca, que Galicia tuviese una representación propia en las Cortes y no, como hasta entonces, fuese Zamora quien lo hiciese. La petición no fue atendida. Al final, las Cortes concederían la ayuda deseada y el monarca, que sólo tenía 20 años y no hablaba todavía bien el español, se dirigió al puerto coruñés para embarcar rumbo a Flandes. Uno de los primeros actos de don Carlos al llegar fue levantar el castigo, o marginación, que pesaba sobre Fernán Pérez de Andrade, al que nombró capitán general de la flota que debía llevarle al extranjero. También en A Coruña se congregaron importantes figuras gallegas, como el arzobispo Alonso de Fonseca y el conde de Andrade; el conde de Lemos, Rodrigo Enríquez de Osorio, y el de Monterrey, Alonso de Acevedo. No estaba el conde de Altamira, Lope de Moscoso Osorio, pues sólo tenía 17 años y no podía participar todavía en los negocios de la Corte. Con el monarca venían el condestable de Castilla, Iñigo de Velasco; el duque de Alba, Fadrique de Toledo; el duque de Alburquerque; el de Medinaceli; los marqueses de Villena y Astorga, así como el conde de Benavente. Daba la impresión de que don Carlos más que irse a Flandes se iba a las Cruzadas. Mercado franco A Coruña recibió del monarca una merced: la autorización para que se pudiese celebrar en la ciudad un mercado franco los sábados de cada mes con el fin de que la urbe «se pueble y ennoblezca y se traigan a ella mercaderías de todo tipo». No se consiguió, en cambio, la concesión de una Casa de Contratación semejante a la que ya funcionaba en Sevilla. Y por fin, utilizando la puerta del Parrote, por la que bajó a una pequeña embarcación que le condujo al navío real fondeado en bahía, partió el joven monarca el 20 de mayo de 1520 para Flandes, en la flota que mandaba Pérez de Andrade. Iban también en la expedición varios caballeros flamencos, como el señor de Chevres, y también el italiano Gattinari, canciller del Reino. Les fueron a despedir el arzobispo de Santiago, el obispo de Burgos, el condestable de Castilla, el conde de Benavente, el marqués de Astorga y otros muchos caballeros.