«Te esperaré siempre, hasta que salgas del talego o yo entre»

Elena Silveira
Elena Silveira A CORUÑA

A CORUÑA

CECILIA DÍAZ

Reportaje | Dedicatorias a las puertas de los tribunales Las paredes de la sala de espera del juzgado de guardia de A Coruña están llenas de recados: mensajes de amor, insultos, firmas con DNI y unas cuantas faltas de ortografía

18 ago 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

«Cristina y Popy. Te esperaré siempre, hasta que salgas del talego o yo entre. Te amo». Ésta es una declaración de fidelidad en toda regla que forma parte de la marabunta de escritos que decoran la sala de espera del juzgado de guardia de A Coruña. En una de las paredes blancas también está dibujado en color rojo un pequeño corazón sangrante, atravesado por una flecha, con la inscripción: «For Leve, María». Claro que, al lado, alguien se encargó de aclarar al artista que lo correcto es dedicarle a la moza un «for love» o un «for ever». Sin embargo, las declaraciones de amor no son, precisamente, lo que más abunda en las instalaciones del juzgado de guardia. «Chivata» o «ignorante» son algunos de los insultos más suaves que los procesados, o sus familiares y amigos, han dejado escritos para la posteridad. «Mierda para la justicia», «Están todos denunciados, todos» o «Señor juez, al talego vaya usted» son otras lindezas que se pueden leer en las paredes de las instalaciones. También podría formar parte de un libro de frases antológicas perlas como la siguiente, reproducida de forma textual: «El Juez Supremio De la Saviduria». Otras faltas de ortografía, de las gordas, hacen referencia al cuerpo de la «Guardia Cibi» y al «dirictor de menores». Entre la maraña de nombres pintados con bolígrafo destacan algunas de referencias monárquicas, como las que suplantan al «príncipe Guillermo de Inglaterra» y al «príncipe Felipe». Otras, de más bajo abolengo, ruborizan a los más pudorosos, como «Cosita y Darlin». Son constantes, además, las referencias a una misma cafetería y a algunos jueces, como al apodado El Vaquero (dicen que un día apareció en la sala de juicios con un sombrero al más puro estilo John Wayne) y al policía El Apache , «el de la secreta». Entre las historias más curiosas está la de dos primas, una tal Monse Espasandín y Ana Lamas Espasandín. Su familia descubrió que estaban en A Coruña cuando vieron sus firmas en la pared del juzgado.