Cuatro edificios para una sola justicia

Alberto Mahía A CORUÑA

A CORUÑA

Reportaje | Los inmuebles judiciales de A Coruña Los nuevos juzgados, inaugurados en 1991, marcaron un hito en la arquitectura civil. Aunque para muchos son un laberinto, su distribución está perfectamente calculada

15 nov 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Por el edificio de los juzgados pasan diariamente alrededor de un millar de personas. Para denunciar, testificar, trabajar, demandar o airear viejos pleitos. En esta singular construcción de la arquitectura contemporánea gallega se ventilan los asuntos más básicos de la justicia. Allí acuden la mujer insultada por su vecina, el ladrón de coches, el empleado furioso con su jefe, la pareja que se quiere casar o el vecino que reclama un paso de servidumbre para su finca. El edificio se inauguró el 16 de febrero de 1991 porque había que hacerlo. El viejo Palacio de Justicia que se levanta desde 1928 en la plaza de Galicia hubo que reconvertirlo en Tribunal Superior de Xustiza y los juzgados viajaron a la avenida de Alfonso Molina. Y allí siguen desde hace más de doce años. El característico inmueble cuenta con 28 juzgados repartidos en cuatro plantas. Hoy se quedó pequeño. Tanto, que cuando A Coruña logró un quinto juzgado de lo penal, uno de los dos de familia tuvo que trasladarse a la Audiencia. En su construcción no se reparó en gastos. El arquitecto fue Xosé Bar Bóo, quien logró crear un espacio vacío, luminoso y de fácil entendimiento para el usuario. Se utilizaron materiales resistentes al paso del tiempo: granito de Porriño, vidrio y acero inoxidable. Y en un afán por minimizar los costes de mantenimiento, todas sus paredes interiores están recubiertas de mármol, lo que evita que tenga que ser pintado cada cierto tiempo. La concepción del edificio está regida por una deliberada enfatización del orden y la jerarquía. Ninguna sala está situada al tuntún, todas las ubicaciones tienen su razón de ser. Lo que más distingue al edificio de los juzgados es la gigantesca escalera de caracol. Sólo ésta costó a las arcas del Ministerio de Justicia la friolera de 180.000 euros. En cuanto a su distribución, hay que destacar que está pensada para no perderse. El sótano y la planta baja acogen las salas más frecuentadas por los ciudadanos, como el registro civil o el juzgado de guardia. En el primer piso están los cuatro juzgados de lo social, que siguen temas laborales, y uno de lo penal. En el segundo se hallan los juzgados de primera instancia, que atienden asuntos civiles, y una sala de lo penal. En el tercero, los juzgados de instrucción. Y en la última planta, tres juzgados de lo penal y otros tres de primera instancia. Audiencia La nueva arquitectura judicial coruñesa se completa con la Audiencia Provincial, donde se tratan casos de más envergadura. Los juicios que se celebran allí son de asesinato, homicidio o cualquier otro delito cuya pena es igual o superior a los seis años de cárcel. También se reciben en apelación las sentencias que se dictan en los juzgados. A un lado de la Audiencia se levanta el contencioso-administrativo, donde se discuten los conflictos entre los ciudadanos y las administraciones. Y en la plaza de Galicia está el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, el máximo órgano judicial de la comunidad. Tiene cuatro salas (civil, penal, social y contencioso) y en ellas se dice, en muchos casos, la última palabra, pues allí acaban muchos recursos contra sentencias de órganos inferiores.