Las 150 caras de la naturaleza

Xurxo Fernández Fernández
Xurxo Fernández A CORUÑA

A CORUÑA

XOSÉ CASTRO

La Fundación Barrié exhibe la obra de Ansel Adams, el más grande fotógrafo de paisajes La George Eastman House se encargó de la selección de los mejores trabajos del genial artista

29 may 2003 . Actualizado a las 07:00 h.

?osemite es uno de los valles alpinos más llamativos del planeta. Tiene cascadas, impresionantes secuoyas y una despensa vegetal y animal que le llevaron a ser declarado Parque Nacional en 1890. Pero, por encima de todo eso, este trozo de tierra cercano a San Francisco (Estados Unidos) tuvo la suerte de servir como musa al más importante fotógrafo de paisajes que ha visto la historia: Ansel Adams. La cámara del artista retrató cada porción de tierra de este fenomenal paraje y lo convirtió en su presa favorita en sus continuos viajes en busca de «la gran foto». La casualidad quiso, sin embargo, que Ansel Adams tomara su instantánea más famosa en Hernández, Nuevo México (el país centroamericano también le sirvió de modelo). Allí se encontró con una salida de luna que ha pasado a la historia de la fotografía. Esa imagen ocupa el puesto de honor en la exposición sobre el fotógrafo que puede visitarse en las salas de la Fundación Barrié, en el Cantón, hasta el 21 de septiembre. El resultado de la selección de obras, llevado a cabo por el Museo Internacional George Eastman House de Rochester, en Nueva York, es una muestra impresionante que requiere una paciente visita. Son 150 instantáneas (seis de ellas nunca antes expuestas) que repasan la carrera del genio de la cámara, fallecido en 1984. Hasta esa fecha, su amplísima producción lo convirtió en uno de los mayores embajadores de la naturaleza del mundo. En casi todas sus imágenes aparece un arbol, una montaña o un río. Son pocas las que tienen como protagonista a un humano (en La Barrié se puede ver algún retrato) y llama la atención la ausencia de animales, que no entraron dentro del visor de la cámara del artista. La muestra ocupa dos plantas de la sede de la Fundación y en ella se pueden apreciar las dos etapas por las que pasó Adams, de joven, las grandes fotos, tomadas desde lejos; luego, el gusto por el detalle. El testimonio del cambio son las instantáneas, tan inolvidables que pusieron en apuros a la encargada de la selección de las imágenes, Jeanne Verhuist. «Quería meterlas todas», señaló.