Picasso, a ritmo de Juan Pardo

CARLOS FERNÁNDEZ A CORUÑA

A CORUÑA

El cantante gallego visitó al pintor y le recordó su paso por la ciudad con la canción «Anduriña» A Miguel González Garcés siempre le impresionaron dos tipos de palomas: las de la Anunciación, de Pisanello, en la iglesia de San Fermo (Verona), y las terriblemente diferentes de Pablo Picasso. Ningún cuadro de Picasso, añadía, tenía mayor ternura que el pintado en 1901, «Niña con pichón». Por eso, cuando Juan Pardo le anticipó, a finales de los 60, su canción «Anduriña», que cantaba con Junior, el malagueño comenzó a recordar los años de su estancia coruñesa y las palomas que había visto dibujar a su padre.

15 jun 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

En octubre de 1966, Juan Pardo y Junior (Antonio Morales) habían dejado Los Brincos y formado un dúo que iba a convertirse pronto en famoso. Seis discos, de dos canciones cada uno, grabaron durante el tiempo que se mantuvieron juntos. Anduriña fue el último y llevaba en el anverso de la portada un dibujo original de Pablo Picasso. El periodista villalbés Antonio D. Olano, entonces en el diario Pueblo , había facilitado la visita de Juan y Junior al famoso pintor malagueño. El propio Juan Pardo recordó un día como fue aquel histórico encuentro: «Le llevé una guitarra para regalársela, apuntándole tres o cuatro acordes para que intentara tocarla. Y él probó a hacerlo. Estaba abierto a todo y comprendía como nadie a la gente joven. Le canté Anduriña y Picasso se emocionó, recordando los años que de chico había vivido en A Coruña. Iba a regalarme un llavero y me llevó por toda la casa, cruzando un sótano donde almacenaba cerca de un centenar de cuadros suyos. ¿Son cosas que tengo ahí arrinconadas¿, me dijo, quitándole importancia a su obra. A mí me entró un escalofrío al ver todo aquello. Me entregó, finalmente, unos grabados suyos, un libro dedicado y una cajetilla con cigarrillos de colores que conservo con su firma. Tenía una mirada que me conmovió. Se fijaba en ti, como un niño, comentándote lo bonitos que eran los pantalones que llevábamos. También le canté Meu ben dorme , que es una canción que compuse en recuerdo de una compañera de colegio. Entonces, volvió a recordarme sus años de estancia en A Coruña». Anteriormente, febrero de 1960, Olano había visitado a Picasso y éste le había confesado que había toreado de chiquillo en el colegio a donde iba. A continuación, Picasso le preguntaría: «Oye gallego, ¿sigue existiendo la calle de los Olmos?». Tras la respuesta afirmativa, añadió el pintor: «Qué ricos eran los mariscos. Yo pinté algunas tascas». Viento En A Coruña que vivió Picasso (1891-1895), y que tan fielmente reflejó Ángel Padín, había muchas palomas y mucho viento. Su padre, José Ruiz Blasco, había llegado a la ciudad destinado como profesor de Dibujo y Adorno en la Escuela de Artes y Oficios, y había escogido como residencia una vivienda en la cercana calle de Payo Gómez. Primero llegó el padre y más tarde su esposa, María, y sus hijos Pablo, Lola y Conchita. Por el expediente escolar del instituto, se sabe que el futuro genio no fue buen alumno. Para la posteridad quedaron el retrato de Pérez Costales; el de un mendigo coruñés, que a Victoria Armesto le recordaba al Marcelino (mister Lake) que ella conoció, y La niña de los pies descalzos , en cuya figura se reflejaba la hija de Eduardo Méndez Brandón, decano del Colegio de Abogados de A Coruña.