Barros, Maisonfor y El Pote, oferta de unos comerciantes emprendedores Eran los tres mosqueteros de una época irreversiblemente pasada: Barros, Maisonfor y El Pote. No se construyeron de la noche a la mañana, sino que surgieron del pequeño comercio, una institución de la vieja Coruña que se desarrollaba entre la plaza de la Leña y la plaza de Pontevedra y que tenía en la burguesía, junto con el funcionariado civil y militar, su principal clientela. Las grandes superficies comerciales han terminado con ellos, aunque los coruñeses los recuerden con nostalgia. Con gran experiencia en tiendas pequeñas, pronto consiguieron multiplicar sus locales y clientes, que se mantuvieron fieles hasta su cierre.
11 abr 2001 . Actualizado a las 07:00 h.Carlos Maison Pérez-Uribarri llegó a la capital coruñesa a principios de la década de los 40 para realizar su servicio militar. Durante tres años mantuvo el depósito de una casa de prendas del sector, pero poco a poco la ciudad fue ganándole y, tras casarse con una joven coruñesa, puso su primera tienda For en la calle Real. En 1953 amplió el negocio con otro establecimiento en Santa Catalina, al que siguió, ya en los 60, un tercero en Sánchez Bregua y, posteriormente, el de San Andrés y las Galerías Maisonfor. Estas últimas se construyeron en el solar del antiguo cine Savoy, en plena calle Real. La gente se extrañaba de que un local tan estrecho hubiese dado tanto de sí. Aunque en estos grandes almacenes había de todo, lo más surtido eran las prendas de vestir, como continuación de la cadena For. Su dueño, Carlos, en una imagen muy tradicional, siempre estaba en alguna planta del comercio, apuntando algún detalle, tanto al cliente como al empleado. Parecía un viejo comerciante catalán de finales del siglo XIX, aunque su primer apellido era oriundo del noroeste francés, del Liseux. En los últimos años, a pesar de sus problemas físicos, siempre matuvo el tipo, ayudado por un discreto y elegante bastón. Ferretería. Más antiguo que For fue El Pote, que comenzó en la tercera década del siglo con una ferretería en un bajo de la plaza de Pontevedra, que hacía esquina a Francisco Mariño. Después, en 1945, le siguió un almacén en el número 13 de la avenida de Finisterre. En un publirreportaje que publicaba La Voz en el verano de 1945, se decía: «Podemos anunciar que en el próximo otoño se propone don Luis Conde, cuyo espíritu emprendedor no descansa, inaugurar en la cada vez más hermosa avenida de Finisterre un nuevo y muy capaz almacén que ocupará toda la planta baja de la casa número 13, cuya construcción va muy avanzada». Añadía el reportaje publicitario: «El Pote, entidad comercial, cumpliendo sus fines, responde bien a las necesidades y solicitudes de la multitud de compradores. De igual modo que el pote que está a la puerta, simboliza la plenitud, la fartura providente de la región». A ello habría que unir el bajo del edificio que hace rotonda con Juan Flórez y Francisco Mariño, que se usó como venta de los coches de la casa Austin, de los que Luis Conde era representante para A Coruña, Santiago, Ferrol y Lugo. Los grandes almacenes El Pote se construyeron a finales de la década de los 60, en la esquina de las calles Médico Rodríguez y Juan Flórez, un solar donde estuvo durante muchos años el cuartel de la Guardia Civil, cercano a la antigua plaza de Toros y que, durante la Guerra Civil, se usó como depósito de detenidos. El lugar era ciertamente inmejorable y se mantuvo sin problemas hasta que en la década de los 90 comenzó a sentir la inevitable competencia de las grandes superficies. Paralelo a ello, El Pote, inauguró en Perillo un elegante almacén-exhibición de muebles, que tenía su avanzadilla en el antiguo local de la casa Austin de Juan Flórez, que todavía funciona, igual que el local de la primitiva ferretería, hoy también dedicado a muebles.