La Casa Viturro regresa a 1912

D.V. A CORUÑA

A CORUÑA

Fue la primera construcción en la ciudad en utilizar vigas con una estructura metálica singular La Casa Viturro, construida en 1912, en solares próximos a la antigua carretera de salida a Carballo, muestra desde esta semana todo el esplendor de su fachada, tras la obra que han realizado los propietarios para restaurar este edificio que ha sufrido dos importantes remodelaciones en menos de veinte años, que permitieron descubrir, entre otras cosas, un pozo de sillería que se cree que es anterior incluso a la construcción del inmueble, de 3.000 metros cuadrados, en cinco plantas.

21 jul 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

La familia Viturro es la propietaria del 70% de este inmueble histórico, que hace esquina con la plaza de Lugo y la calle Compostela, tras tener que vender el otro 30% para hacer frente a las sucesivas obras que necesitó el edificio, que esta semana recobró su fachada, tras permanecer oculta mientras se pintaba y se reparaban los adornos en mal estado. Actualmente, sólo dos hermanos, Elena y Alfonso Viturro de la Torre, y sus familias, viven en dos de sus pisos y son los promotores de que la casa recupere su esplendor. El resto está dedicado a oficinas, todas ocupadas hasta hace poco, aunque actualmente han quedado tres libres. En los años 80, debido a la mala conservación del inmueble, se procedió a desalojar a todos los inquilinos, para acometer las obras de mejora de la cubierta, agua, electricidad, escaleras y el ascensor, este último se tuvo que cambiar por problemas de seguridad. En ese momento se descubrió, al desalojar los bajos, que existía un pozo de sillería compacto, que se recuperó y actualmente se puede ver en uno de los bajos comerciales de la plaza de Lugo, ya que permanece cubierto con un cristal para que se pueda apreciar. Filtraciones de agua Al remover los cimientos se comprobó que a esa zona llegó en otro tiempo el agua del mar, y que el relleno que se hizo se realizó de forma irregular, según Elena Viturro, lo que provocó grietas en la estructura de una casa, que fue la primera construida en la ciudad con vigas de IPN de 30. Elena Viturro, que se siente encariñada con el inmueble por los recuerdos familiares, reconoce que una restauración de este tipo, la actual provocada por la caída de un cascote a la calle, en la que se utilizan materiales y estructuras del año 1912, es tan costosa que debería ser apoyada por las admistraciones. Apunta que la inversión «será rentable con nuestros nietos».