Marcos Pereira, presidente del Lugo Sala: «Tenemos que tener un entrenador que saque a los chavales a jugar»
CDLUGO

El Lugo Sala descendió a Segunda B y su filial subió a Tercera División
06 jun 2025 . Actualizado a las 10:49 h.Marcos Pereira Crende (Lugo, 1982) es el presidente del Lugo Sala, que se fundó en 2014 como club de cantera y en 2018 se formó el primer equipo. El primer equipo descendió esta temporada a Segunda B, mientras que el filial ha subido a Tercera División. El primer equipo ya ha confirmado las renovaciones del portero Yerai Espiñeira, el ala zurdo Yago Tenreiro y los pívots Willy May y Mitxel de Sousa.
—¿Cómo valora la temporada del primer equipo?
—Por un lado, aprendizaje, que es lo que hay que llevarse por delante. El club creció muchísimo en logística, en organización, en muchos aspectos. Hay que sacar la parte positiva. Por el lado deportivo no estamos tan contentos como a lo mejor nos gustaría haber estado. No conseguimos el objetivo, que era mantenerse. Los resultados nos llevaron a donde estamos, ni más ni menos.
—¿Qué errores ha habido a nivel deportivo?
—Inexperiencia. Al principio de temporada se hizo una plantilla con los recursos económicos que tiene el club porque una de las características del club es que no vamos a tirar dinero que no tenemos. Otros clubes sí lo hacen, nosotros no podemos hacer eso porque tenemos que ser personas y no se le puede deber dinero a la gente. A partir de ahí, hicimos una plantilla contando con muchos jugadores de nivel, como son Álex (Diz), Diego (Núñez), Iago (Rodríguez) y Miguel (Muñoz). Son jugadores de cierto nivel, que son de Lugo y apostamos también por jugadores como Bruno (Silvén), jugadores que nos dieron el merecido ascenso y tenían que estar en la plantilla en Segunda División. Creíamos que la Segunda División iba a ser de un nivel a lo mejor quizás un poco menor y no fue así. Fallamos en ciertos aspectos durante la temporada. Las primeras jornadas pecamos de inexperiencia, de llegar de primos, nos pintaron la cara en los primeros partidos a nivel de intensidad, ganas y actitud. Tardamos mucho, tardamos jornadas en coger el pulso a la competición. Tuvimos lesionados, como puede ser Willy (May), que era importante, creíamos que nos podría dar ese plus que nos tenía que dar y se lesionó del ligamento cruzado, se lesionó para largo. Entonces, baja el nivel de entrenamientos, hay que cuidar a los jugadores y cuando parecía que estábamos muertos el equipo empezó a levantar la cabeza contra El Ejido, contra Ceuta y en Pinatar. El equipo sacó esa garra. El equipo jugaba ya con más alegría, sacamos esos puntos, nos ayudó para llegar a diciembre con esperanzas para conseguir el objetivo a final de temporada. En las últimas jornadas de 2024 llegamos muy justos a nivel físico, estábamos muy cascados porque muchos jugadores acumulaban muchos minutos debido a lesiones. Donde fallamos es a lo mejor un poquito en confección de plantilla porque no teníamos compensada al 100 % la plantilla. La competición creció y hay que darle la enhorabuena a la federación. No nos llegó el nivel.
—¿En qué sentido cree que no estaba compensada la plantilla?
—En la portería, apostamos por Álvaro (Cerviño) y por Yerai (Espiñeira), gente de la casa que nos habían ascendido, y con Nico (Vila). Yerai tuvo el problema de la lesión, una lesión que anda arrastrando. Álvaro a lo mejor le costó también asimilar la categoría en los partidos que empezó. Fue un cúmulo de todo. En cuanto a jugadores nuevos, había que adaptarse a la plantilla, como Iván (Gemes). Willy no venía en su mejor forma, se te rompe al segundo partido con una lesión gravísima. (Luis) Longo ya estaba en el equipo del ascenso y tiene una lesión grave también en el mismo partido que Willy. Después nos juntamos con la casuística de que sabíamos de las condiciones que tenía Álex (Diz), fue papá, se perdió varias jornadas. Fue un cúmulo de muchas cuestiones que creíamos que lo podríamos solventar durante la temporada y no fue así, los resultados están ahí.
—¿Fue difícil fichar en el mercado gallego?
—Sí, sinceramente sí. Está muy mal reglado a nivel laboral. Ahora mismo hay clubes que no son como nosotros. Tenemos que pelearnos con monstruos como el Emevé, el Breogán y el Lugo. El Lugo, aunque esté en Primera Federación, es fútbol y el fútbol es lo que tiene. Son monstruos en el buen sentido de la palabra. Entonces, claro, nosotros llegamos ahí como de cuartos. Económicamente, las instituciones dan para lo que dan, el reparto que hacen será mejor o peor, pero la tarta es la que hay, hay muchísimos clubes, no solo estos grandes, sino en toda la provincia, en todo Lugo. La Deputación y la Xunta, más de lo mismo. También el tejido empresarial es el que es, nosotros no fuimos capaces de conseguir un patrocinador principal en toda la temporada que nos diera ese plus, que te entrara ahí un dinero para poder hacer dos o tres fichajes. Como no teníamos, nos acomodamos o nos conformamos con lo que teníamos. No nos llegó el nivel económico para poder estar a la altura de las circunstancias.
—Se ha marchado Guillermo Martínez. ¿Qué perfil buscan de entrenador?
—Pues algo similar a Guille, que encajó muy bien en el club. Guille llegó sonando la bocina porque nos estaba costando muchísimo, no había entrenadores que querían coger el equipo después de no ascender contra Melilla. En el vestuario había jugadores contrastados como Iago (Rodríguez), Diego (Núñez), Miguel (Muñoz), Bruno (Silvén), (Luis) Longo, Álex Diz y no es fácil coger ese vestuario, no es fácil. Finalmente apareció Guille ese año en el último minuto y encajó perfectamente en la filosofía, salía de una filosofía como es la de El Pozo Murcia. No nos vamos a comparar con El Pozo obviamente, pero a pequeña escala Lugo Sala tiene muchas similitudes al Pozo de Murcia, salvando las diferencias. Él encajó perfectamente en el grupo de trabajo, con los entrenadores y en el equipo encajó bien. El objetivo era ascender y lo consiguió al segundo año. Él tuvo opciones de irse, pero quiso quedarse. El club, tanto yo como el resto de la directiva y el resto del club, se portó bien con él y él quiso ser también agradecido. Era un debut en Segunda y quiso aprovecharlo. No salió bien a nivel deportivo. Desearle mucha suerte allá donde vaya, es un gran entrenador y seguro que va a tener mucho futuro. Ahora buscamos algo similar, una persona que mire para los chavales. Ahora es un cambio de ciclo. No sigue Diego (Núñez). Antes aprovechamos esa ola de Diego, de Álex (Diz), de Iago (Rodríguez), de Miguel (Muñoz), de Antonio (Diz) para llegar a donde llegamos. Pocos clubes pueden decir lo mismo que nosotros. Y lo conseguimos. Ahora hay que dar un cambio, el nuevo aire que queremos darle al primer equipo y al resto del club es enfocarnos un poco más en los chavales, como Pablo (Vázquez Vázquez). Pablo es del filial y ya estaba entrenando con el primer equipo, tiene que ser una pieza importante en el primer equipo. O jugadores como Javi (García Arrojo), que el otro día en el ascenso del filial tiró la puerta, fue de los mejores de la final. Hay que empezar a dar salida a los chavales. También Mitxel (de Sousa) o Yago (Tenreiro). Yago a ver si tiene suerte con las lesiones y puede despuntar porque es muy válido. Tenemos que tener un entrenador que saque a los chavales a jugar, que no tenga miedo a exponerlos. No vamos a decir que vamos a ascender como los dos años anteriores, vamos a pelear por estar arriba, por un play-off. Es lo que tenemos que ver. Y si tenemos que estar uno o dos años preparando la plantilla de cara a otro nuevo intento de ascender pues tendrá que ser así.
—La primera renovación fue el pívot Willy May. Siempre se le ve por la calle con gente del club. ¿Valoraron mucho esa implicación para renovarlo?
—Era un jugador que veníamos siguiendo desde hacía una temporada por parte de la dirección deportiva. Es un jugador que podía ser diferencial, es fuerte, muy bueno tácticamente, lee el juego con sus defectos, como todos. Después del problema que tuvo, para nosotros era muy fácil que volviese a jugar en su país, pero hay que ser personas y quisimos que se operara y recuperara aquí. En Segunda B tiene que destacar o debería destacar. Él, por otro lado, se siente comprometido con el club. Él mismo te lo dice: "Si estoy en otro club me mandan para mi casa". Aquí no fue así. Él valoró mucho cómo se le trató, está muy pegado a la gente del club, tiene mucha relación con los entrenadores de la base. La idea es que la próxima temporada también esté dentro de la estructura de la base echando una mano a los niños en ese trabajo de pívots, que él pueda ayudarles a hacer tareas específicas de pívots. Incluso que entrene un equipo. Lo que dices tú, siempre anda con trabajadores del club.
—¿Esas limitaciones económicas la notaron especialmente en poder fichar algún pívot más?
—Se notó en general. El mercado en Segunda es muy amplio y se mueve mucho dinero siendo fútbol sala. Desde el primer minuto sabíamos que teníamos que ceñirnos a un presupuesto donde el día 30 de cada mes no se le debiera dinero a nadie. No se le debe nada a nadie, ni a proveedores ni a jugadores ni a Segunda Social. La Segunda División, como yo le comuniqué a la RFEF, es cinco veces más cara que la Segunda B. Es lo que les dije en una reunión telemática. A nivel mediático yo no noté nada de diferencia entre Segunda y Segunda B. Y es carísima. Salvo Ferrol, Leganés es lo más cerca. Yo como presidente me comprometí que íbamos a viajar lo mejor posible y se cumplió. Solo se hicieron tres o cuatro viajes en bus, pero viajando de noche y durmiendo en el hotel el día antes. Yo hablo con otros clubes y sorprendentemente no pasa. Yo sé de muchos equipos que vinieron el mismo día y están en play-off, equipos que cogían vuelos de avión a las cinco de la mañana para no gastar hotel. Eso no pasó con nosotros. Estoy un poco con resquemor de que el club no falló en ese aspecto y los jugadores tenían que haber dado un plus a nivel deportivo.
—¿Cómo os han influido las instalaciones para entrenar y jugar en casa?
—No hay instalaciones municipales. Es un hándicap muy grande tener que entrenar a las diez de la noche, acaban cerca de las doce y cuando se meten en cama es la una de la madrugada. Algunos trabajan, por lo que al día siguiente se levantan a las ocho. Es muy difícil competir en esas condiciones. Yo no comparto cómo tiene montado el ayuntamiento las horas municipales, pero lo respeto. Hay que darle una vuelta a todo. El Ejido entrena por las mañanas porque tienen jugadores que se dedican solo al fútbol sala. Es inviable para nosotros. Solo los viernes entrenábamos por la mañana el último trimestre, pero había jugadores que por su trabajo no podían venir y se nota. En lugar de tres entrenamientos pasamos a cuatro en Segunda y lo queremos mantener la próxima temporada. Incluso queremos cinco entrenamientos. La mejora está en entrenar, entrenar y entrenar, pero el nivel de horarios es vergonzoso.
—Yerai Espiñeira lleva en el club desde su fundación. ¿Espera que esté recuperado para el inicio de pretemporada?
—Yerai es quien es dentro del club. Es importante, es un jugador franquicia. Va a seguir una temporada más. Estamos intentando solucionar el problema de la lesión. Le estamos haciendo pruebas. Se tomarán decisiones por parte de él, de su familia, del club y de los médicos.
—¿Qué importancia tiene el ascenso del filial?
—Es el fiel resultado, el fiel reflejo del trabajo de la base. Es un orgullo, igual que el año pasado cuando perdieron la final contra el Begonte. Después, jugábamos con el primer equipo la primera ronda y me fui para mi casa muy jodido por el filial. Es el trabajo de Álvaro (Julio Sarceda), (Christian) Costoya, Nino (Silvarrey), Juan (López Sánchez) y el trabajo de toda la estructura del club. Ascendieron jugadores que llevan seis o siete años en el club.
—¿Cómo se siente usted personalmente en cuanto a ayudas y colaboración?
—Me siento muy cansado, agotado mentalmente. Cada vez que acaba la temporada tengo ganas de dejar esto. Ya sé que esto lo monté yo desde cero, salió de mí y se unieron gente como Diego (Ríos Gayoso), Maradona (Manuel Martínez), Jacobo (Gómez), Miguel (Muñoz) y Fus (Luis Alberto Taboada). Pero son gente que tiene sus vidas. Esto quita muchísimo tiempo. Mi empresa es familiar y puedo tener cierta libertad. A día de hoy hay una persona importante que está ahí ayudando, que es Miguel (Muñoz). Es súper importante para el club y para mí porque es una persona que está aquí en Lugo y puede dedicar tiempo a hacer cosas del club. Jacobo (Gómez) también me está ayudando en otras parcelas, que es importantísimo. Álvaro (Julio Sarceda) y (Christian) Costoya son trabajadores y son súper importantes porque hacen funciones que no tendrían por qué hacerlas. Yo les debo mucho a esa gente. El club, si no es por esa gente, ahora mismo no estaría donde está. Somos uno de los referentes en Galicia en estructura y en forma de trabajar. Estoy con ganas de que en algún momento pueda coger el relevo alguien de este club y que lo siga mejorando mucho más. El club tiene margen de mejora, pero hay que dedicarle más horas.
—¿Qué siente con la retirada de Diego Núñez?
—Es una persona que tiene el máximo respeto mío y del club. Tiene el derecho de elegir su vida porque es una persona diez, igual que su familia y su pareja. Ojalá muchos de los jugadores que tenemos en la escuela se asemejen a Diego en muchos aspectos. Tiene personalidad, nunca una mala palabra, es trabajador, ayuda al compañero, es el jugador perfecto. Es un jugador que engloba todo lo que tiene que ser un jugador.