Alvite: «En el fútbol de antes había más unión en el vestuario»

CDLUGO

Carlos Castro

El actual delegado del Lugo es el jugador con más partidos en la historia del club, 441 en total en Segunda y Segunda B desde 1986 hasta 1999

03 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En una charla con José Antonio Pérez Alvite (Negreira, 1962) el tiempo vuela. Lo envuelve el entusiasmo y la nostalgia recordando sus batallas futbolísticas, que fueron innumerables y casi todas como jugador del Club Deportivo Lugo. Este hombre bonachón y humilde, que ahora ejerce como delegado del equipo, tiene el honor de ser el futbolista que más veces ha defendido el escudo del club lucense. Disputó 441 partidos oficiales: 370 en Segunda B, 29 en Segunda, 34 de Copa del Rey y 8 de promoción de ascenso. Una trayectoria inimaginable cuando aterrizó en el Ángel Carro en los albores de la temporada 1986-87.

-¿Cómo fueron sus inicios y su llegada al Lugo?

-Era un apasionado del fútbol desde bien pequeño, fanático del Real Madrid, por el que tengo llorado y dejado de cenar. Tenía claro que quería ser futbolista. A los 16 años empecé en los juveniles del Negreira y poco después ya jugaba con el primer equipo la Liga da Costa. Siendo todavía sub-18 me fichó el Flavia para Tercera División y fue allí donde conocí a Julio Díaz. Cuando aprobé la oposición [guarda forestal], me dieron la plaza en A Estrada, fiché en el Boiro y de ahí al Lugo.

-Si le dicen entonces que jugaría más de 400 partidos con el Lugo...

-Uf, no me lo creería. Iba con ilusión, lógicamente, puesto que tenía la oportunidad de jugar en Segunda B, que era muy fuerte con un único grupo, pero procuré no hacerme demasiadas ilusiones porque no sabía lo que me iba a encontrar y cuál sería mi rol. Llegué un lunes, el equipo ya había jugado contra el Pontevedra, y el domingo fui titular en el campo del Mallorca. Esa primera temporada me impactó y empecé a sentirme casi profesional.

-Al poco de llegar tuvieron que convencerlo para que no se fuera. ¿Es cierto eso?

-Muy cierto (risas). Era mi segunda semana en Lugo y Segura [el entrenador] nos metió una paliza terrible en un entrenamiento que me dije: ‘esto no hay quien lo aguante, me voy de aquí’. Además, en A Estrada habían organizado un movimiento social para que me fichara el Estradense y volviese para allí. Al final me convencieron y me quedé.

-Su fichaje costó un millón de pesetas, que era mucho dinero en aquellos años. ¿Eso le generó ansiedad o presión?

-Era joven, tenía 22 años, y tampoco pensaba demasiado en eso. Fue el traspaso más caro en la historia del Boiro.

-¿Cómo era el Lugo por dentro a mediados de los 80?

-Nada que ver con el de ahora. Era un club muy modesto, con unas instalaciones bastante precarias... Muchas veces entrenábamos en el campo de arena que había delante del Ángel Carro, donde ahora está la zona de aparcamiento, y en el vestuario teníamos una estufa de leña con la que calentábamos la ropa. Pero eso sí, ya entonces era un club con una directiva muy seria y muy respetado en toda España.

-Era lateral derecho. ¿Por qué destacaba? ¿Qué cualidades le llevaron al Lugo?

-Creo que era un futbolista inteligente tácticamente, estaba siempre bien posicionado, iba bien de cabeza y, además, técnicamente era bastante aceptable. Y también rascaba cuando había que hacerlo (risas).

-Con esas condiciones tendría cabida en el fútbol de hoy.

-Muchos de los futbolistas que jugamos en el Lugo en la década de los 80 y los 90 teníamos condiciones y calidad para ser profesionales hoy en día. Aunque es verdad que se ha evolucionado mucho. Ahora es otra cosa.

-¿Dónde encuentra las mayores diferencias?

-La alimentación, la preparación, los medios para trabajar, el trabajo de cantera... Ahora un jugador llega al primer equipo mucho mejor preparado que antes.

-Seguro que en otros aspectos se ha involucionado. Hay quien piensa que en el compañerismo.

-Es verdad. El futbolista de ahora no está tan involucrado ni tan identificado con los colores. El grado de compromiso era mayor en el fútbol de antes, había más unión en el vestuario y nos movíamos más por el sentimiento que por cualquier otra cuestión. Ahora en muchos equipos falta ese liderazgo que antes había en todos.

-Habrá hecho infinidad de amistades durante tantos años. ¿Cuál fue el mejor?

-Siempre he tenido muy buena relación con todos mis compañeros. Los primeros años, con uno que viniera del Baleares que se llamaba Pedro Ávila, también con Peralta, con Cacharrón, con el que compartí habitación durante 5 o 6 años en las concentraciones, con Montoto, Modesto, Carolo, Miguel García, José Ángel...

-Con todos estos últimos vivió el histórico ascenso a Segunda en la temporada 91-92.

-Si tuviera que quedarme con una campaña de mi trayectoria, seguro que sería esa. Pero en el apartado individual las tuve mejores. Las dos primeras, la primera con Julio Díaz...

-¿Y si tuviera que elegir un entrenador?

-Todos. Segura, Julio Díaz, Edrosa... En la época de Edrosa estaba la mejor tripleta ofensiva en la historia del Lugo: Vicente Borge, Melo y Pablo Lago. Nos quedamos fuera de la promoción de ascenso por nada, y estoy seguro de que hubiéramos ascendido.

-Alvite era un muro en defensa. ¿Hubo algún delantero que se le resistiera?

-Alfonso, que luego jugó en el Madrid, me levantó dolor de cabeza (risas). Rivera, del Castilla,... Los futbolistas menudos que eran rápidos y habilidosos me creaban muchos problemas.