Zarandeados por un líder implacable

CDLUGO

AGENCIA LOF

El Lugo no pudo apelar a sus señas de identidad frente a un Levante que lo castigó los noventa minutos

08 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El Levante demostró por qué no conoce la derrota en su estadio. Pese a que le costó muchos minutos derribar la muralla del Lugo, el líder incomodó a los rojiblancos a lo largo de todo el choque. Le arrancó las señas de identidad a un conjunto del Ángel Carro al que le costó un mundo manejar el balón. Los de Luis César cumplieron en defensa, pero apenas profundizaron durante la tarde. Y, una vez más, el yugo de un penalti resultó determinante.

Defensa

Seguridad pese a algunos despistes. El Lugo caminó sobre el alambre en la primera mitad. No obstante, la seguridad de los rojiblancos en el juego aéreo y en las acciones a balón parado neutralizaron los revolcones del Levante. Los azulgrana percutieron por bandas y generaron incertidumbre cuando le ganaron la espalda a la zaga. No obstante, la labor de José Juan y Marcelo Djaló apagó muchos incendios en el conjunto de Luis César. La banda derecha hizo aguas en muchas fases del partido. Además, algunas pérdidas de balón en zonas delicadas incrementaron el padecimiento de los del Ángel Carro.

Elaboración

Con poca posesión y precisión. Muñiz, técnico del Levante, reconoció antes del partido que le preocupaba la capacidad del Lugo para manejar la pelota. Ayer, los valencianos se la arrebataron a los rojiblancos sin contemplaciones. A Seoane y Pita les costó lucir la batuta y la creación de los visitantes se redujo a algunos picotazos esporádicos por banda izquierda y a contadas y aisladas acciones a campo abierto.

Ataque

Escasa presencia. El primer tiro a puerta del Lugo se produjo en el minuto 36, con un remate manso de Joselu desde treinta metros. Los de Luis César generaron su única ocasión clara al filo del descanso, cuando ni Pedraza ni Caballero lograron batir a Raúl. El Levante, por contra, fue un martillo pilón. Marcó de penalti, pero envió dos balones al palo, obligó a lucirse a José Juan y exprimió al máximo a la zaga gallega.