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José M. Fernández EL ÚLTIMO

CDLUGO

17 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Quince años en los banquillos dan para mucho. Tanto como para interpretar que «todo lo malo que sucede en un partido es algo que necesitábamos para aprender». Esta fue la reflexión en voz alta de Luis César un día antes de que el Lugo recibiera al Getafe, un rival con el sello Bordalás, con todo lo que ello supone. Y, en este caso, sucedió lo peor para el conjunto lucense, que después de diez jornadas sufrió su primera derrota, aunque conserva la segunda plaza. «Cada partido deja enseñanzas y siempre hay que aprender. Si lo interpretas bien te hace ser mejor», había aventurado el viernes.

Luis César, uno de los escasos técnicos gallegos en la élite -el otro es Fernando Vázquez, precisamente una de sus primeras referencias- ha regresado a su tierra más de diez años después de abandonar el Racing, el equipo que le dio la primera oportunidad, en Segunda, y al que dejó en la misma categoría tras un descenso. Y el fútbol gallego se ha reencontrado con un técnico nuevo, con un entrenador al que juzga su trabajo diario y no una trayectoria ya amplia o unos resultados sujetos a vaivenes que no solo tienen que ver con la valía o el esfuerzo. La afición de Lugo se ha encontrado con un entrenador que no elude el cuerpo a cuerpo en público ni las cuestiones incómodas, pero, sobre todo, con alguien que habla del juego y sortea el plural mayestático, ese refugio para huir de las responsabilidades propias.

Así, se puede ser respetuoso con el rival, aunque se refiera al Getafe como un equipo «con un estilo opuesto». Incluso es posible señalar al árbitro sin cuestionar los errores, pero sí la interpretación del juego. «Nosotros queremos proponer, ellos contrarrestar. Ellos con su estilo opuesto fueron capaces de lo que nosotros no, pero el fútbol son goles y el Lugo no marcó». Asunto zanjado.