Un ejercicio de solidaridad

M. Pichel LUGO / LA VOZ

CDLUGO

El Lugo se adapta para sacar el máximo rédito al trabajo defensivo

27 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El Lugo se ha convertido en un camaleón. Un equipo capaz de variar la pigmentación de su piel, de su estilo futbolístico, para adaptarse a las circunstancias de cada partido. Lo sucedido anteayer ante el Barcelona B resultó paradigmático. La dificultad para conseguir la posesión ante jugadores criados desde las edades más tempranas para hacerlo, le llevó a adoptar una pose más pragmática, con la que demostró, además, que no hace falta ser el dueño del balón para controlar un partido. Desde la fortaleza defensiva para ganar.

Dominio posicional

Trabajo y continuas ayudas

Reconocía Juan Peón al terminar el partido contra el filial azulgrana que el Lugo, a pesar de no poder contar con su principal arma, como es la posesión, se encontró «cómodo sin balón». Sus jugadores dieron una lección de solidaridad sobre el césped del Ángel Carro. Los casos más evidentes, los de los jugadores de banda de perfil ofensivo. Si es habitual ver cómo los de Setién suelen aprovechar los desdobles de sus laterales para ganar en superioridad por las alas, ante el Barcelona B, los interiores tuvieron, como primera misión, convertirse en dos defensores más. La ayuda de Iago y Pablo Sánchez a Manu y Víctor Díaz, respectivamente, permitió ver, en la mayoría de las ocasiones, cómo dos rojiblancos encimaban al atacante de los catalanes. Un continuo cerrar huecos y líneas de pase que los visitantes no supieron interpretar, por lo que muchas veces se perdían en acciones individuales estrellados contra la muralla defensiva lucense. Una forma de trabajar que conlleva un enorme desgaste físico, pues se les requería, además, para su función primordial: crear.

Velocidad

Transiciones rápidas

El Barcelona B acumulaba mucha gente por el centro, más con la misión de crear que la de destruir. Una situación que ocasionaba un tapón para el Lugo, por lo que Álvaro Peña, quien también se vistió de obrero en la presión, tenía pocas opciones para asociarse hacia adelante. Lo entendió bien el equipo rojiblanco, con el mando de Pita. Se lanzó pegado a la cal, buscando desde ahí las espaldas de la adelantada defensa visitante. Una función que encabezó Iago Díaz en los primeros minutos, y a la que se enganchó un Pablo Sánchez que agrandó su menuda figura conforme el partido se desarrollaba. De esta forma, abriendo el campo, el Lugo se reencontró con su estampa de escuadra capaz de crear situaciones de peligro. Lanzado en transiciones rápidas, como las que le han permitido sumar en un buen número de partidos. Víctor Díaz, Manu, Pablo, Iago, aprovecharon para desbordar a su rival, y lanzar centros hacia el punto de penalti, como si de extremos de antaño se tratara. Un lugar por el que apareció el remate, el gol, personificado en el máximo realizador rojiblanco, Enzo Rennella.