Test de humildad

Carlos Melchor DESDE LA GRADA

CDLUGO

05 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En esta Liga híbrida de conjuntos con gran historia y equipos humildes de provincias con escaso potencial, el foco se suele colocar en los nuevos de la clase. Son los que no hicieron bien los deberes el curso anterior y vienen con el suspenso del descenso bajo el brazo. Alumnos de familia bien a los que les cuesta adaptarse a no disfrutar de los lujos a los que acostumbraban, que niegan la evidencia de la realidad a la que se enfrentan y que creen que sin trabajar duro sacarán un fácil sobresaliente. El Mallorca podría ser un buen ejemplo. Vista la polémica pre y pospartido en los medios insulares por las inofensivas declaraciones de Setién, constatando la realidad actual de ambas escuadras, llama la atención la hipersensibilidad y fragilidad de algunos.

Como dice el tópico, todo se reduce a once chicos que tratan de evitar que otros once metan la pelotita en su portería. Por muy listo que sea uno, si no se aplica con ahínco a la tarea, es probable que salga cateado. Por segunda semana consecutiva, no hay que frotarse los ojos al ver la clasificación, en la que el Lugo sigue por encima de trasatlánticos como el mallorquín. El tamaño de estos nuevos compañeros de clase y sus dejes tirando a despreciativos tienen que servir para elevar más aún el mérito y poner en valor el hito histórico que está viviendo la ciudad con su equipo de fútbol.

Es la realidad a 5 de noviembre. La lógica dicta que, con el paso de los meses, alumnos como el Mallorca, el Deportivo o el Zaragoza hagan valer su poderío y; una vez conjunten sus piezas, aprieten la tecla correcta y se den cuenta que los partidos no se ganan con los trofeos que tienen en las vitrinas; copen las primeras posiciones. A los demás solo les queda continuar trabajando para poder soñar.