El cierre de la piscina saca a relucir la peor cara del debate político en Zas

j v. lado CEE / LA VOZ

ZAS

VERÓNICA COUTO

Muíño y Gómez Brandariz se enfrascan en una discusión sin precedentes recientes

03 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Tés un problema de conviccións democráticas», «eu fago o que me dá a gana», «acabe dunha puñetera vez»... el calibre de la munición dialéctica empleado en el pleno de Zas de ayer a mediodía, con un durísimo enfrentamiento entre el alcalde, Manuel Muíño, y el portavoz del PP, David Gómez, no tiene precedentes recientes en la localidad, donde los debates llevaban muchos años caracterizándose por todo lo contrario. Sin embargo, de un tiempo a esta parte se han vuelto broncos y transmiten la sensación de que ambos reconocen poco el lugar que le corresponde y el que debe ocupar el otro.

En esta ocasión las chispas saltaron por las preguntas de Gómez Brandariz respecto al cierre de la piscina de Zas por falta de socorrista. Habló de apertura de expedientes, sanciones, irresponsabilidad e incluso riesgos, por lo que el alcalde respondió, de manera airada, y con interrupciones múltiples entre ambos, acusándole de mentir y de hacer un uso indebido de la información, amparado en sus «primos de Zumosol», en referencia a que desde la Xunta le habrían facilitado datos de manera indebida para utilizarlos en una crítica política que ve fuera de lugar.

Ya con otro tono después del pleno Muíño explicaba que los dos socorristas, el de la piscina de Baio y el de la Zas ahora cerrada, cuentan con la debida titulación y que lo único que ocurrió es que este último, «unha vítima inocente da burocracia que cada día afoga máis aos cidadáns» no estaba inscrito en el preceptivo registro de la Xunta. La piscina se abrió con los correspondientes permisos autonómicos y el día 21 la visitó una inspectora de Sanidade -«deberon comezar pola zeta», señaló con sorna-, que dio cuenta de que al trabajador se le había denegado la citada inscripción sin que «nin ao Concello nin ao interesado se lle comunicara anteriormente». El 24 volvió y en su acto dejó propuesto el cierre de la piscina, un acto que debe hacerse por resolución del órgano competente, algo que se produjo el día 28 después de que él hablase por teléfono con el jefe de servicio y que este le reconociese, según dice, que tenían que cambiar el protocolo por su ineficiencia. Así se cerró la piscina, cuando el Concello podía recurrir y no hacerlo, «pero en ningún momento existiu risco para os usuarios da piscina» ni de sanción al Concello.