«Ninguén quere ser machista»

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

ANA GARCIA

El instituto Terra de Soneira de Vimianzo acogió una jornada sobre nuevas masculinidades, feminismo e igualdad en el contexto del 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Promovió el Concello, con una serie de talleres impartidos por Aventeira, además del sociólogo Jorge García

20 nov 2022 . Actualizado a las 20:36 h.

«Sempre facemos campañas de sensibilización con moitos obradoiros, e está ben, e é visible, necesario, para todos os públicos, pero... Anotei hoxe unha das vosas conclusións: ‘Moita visibilidade, pero non hai cambios’. Non é suficiente, por iso quixemos vir a vós, aos mozos». María José Pose, concejala de Benestar Social de Vimianzo, explicó así en el instituto Terra de Soneira por qué idearon una jornada como la del viernes. Toda una mañana para abordar nuevas masculinidades, feminismo o igualdad. Tenía enfrente a los dos cursos de cuarto de ESO, chicos y chicas que rondan los 16 años. Pose intervino en una mesa redonda en la que se evidenció algo claro: «Aínda vivimos nunha sociedade machista». Ella se preguntó cuánto hay de inconsciencia en esas actitudes, roles e ideas que seguimos perpetuando —también, ojo, las mujeres—: «Porque a realidade é que ninguén quere ser machista». Es preciso desaprender.

De izquierda a derecha, Patricia Blanco (moderadora), Jorge Garcia Marín, los alumnos Mario Roget y María Lema, la orientadora Marina Rial, Xiomara Lazo y la edila María José Pose
De izquierda a derecha, Patricia Blanco (moderadora), Jorge Garcia Marín, los alumnos Mario Roget y María Lema, la orientadora Marina Rial, Xiomara Lazo y la edila María José Pose ANA GARCIA

En el contexto del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el consistorio vimiancés apostó con este encuentro no solo por acercarse a los jóvenes como «motor de cambio», sino particularmente a ellos, a los chicos: «E antes de cambiar, temos que ser conscientes do que precisamos cambiar», afirmó. María Lema Lavandeira y Mario Roget Martínez, portavoces de los alumnos en la mesa redonda, fueron claros cuándo se les preguntó si, después de lo visto, consideraban que la de hoy es ya una sociedad igualitaria: «Non». Uno y otro manifestaron que los estereotipos condicionan, que lo que se espera de un chico o una chica les influye a la hora de actuar. «Faltan referentes», apuntó María. ¿Es exageración todo lo hablado? «Para nada», dijo Mario. Las sesiones del viernes, contó, a él le ayudaron a ver «que a veces témonos que poñer máis na pel delas». A María, para conocer cómo el machismo tampoco es bueno para ellos. Acercaron posturas, agradecieron espacios de reflexión y vieron que no se trata de señalar, sino de «querer cambiar as cousas», como reflexionó el sociólogo Jorge García Marín. «Los cambios solo los podemos realizar hombres y mujeres. El feminismo no es solo cosa de ellas», dijo Xiomara Lazo, agente de Igualdade del Concello de Vimianzo.

«Homework»

Ve vital «recordar a todas las víctimas» y avanzar desde nuevas ópticas: «Repensar las cosas desde vosotros, los chicos, no es tan frecuente», afirmó sobre la jornada de masculinidades en el instituto. Marina Rial, orientadora del centro, aludió a las diferencias entre rural y urbano. A veces lo primero «trae vantaxes». Como ese vínculo generacional que permite ver que hay cosas que cambiaron, pero que aún queda camino: «Os cambios redundarán nunha mellora da sociedade. Oxalá queden en vós pequenas sementes para a reflexión». Porque el feminismo, dijo García Marín, es «homework», tarea para casa. A su juicio, la jornada en el Terra de Soneira, y las intervenciones de María y Mario, son motivos para ver «a botella medio chea», luz, esperanza. Se congratuló de ver implicados a Concello, educación y medios, pero sin dejar de enfocar la realidad: «Todas as mulleres, en pequena escala, sofren algún tipo de violencia».

ANA GARCIA

«Levo anos lendo feminismo e nunca atopei ningún texto que fose en contra dos homes»

«Ahora todo es machismo. No se les puede decir nada»

«Para cando un día do home?»

«E os homes maltratados, que?

«Que máis queren? Se xa hai igualdade»

Con estos cuatro fogonazos tan difundidos y que sin duda sonaban a los estudiantes, el sociólogo y docente en la USC Jorge García Marín captó la atención de los alumnos. Preguntó a cuántos el feminismo les daba buen rollo, a cuántos les producía energía negativa y a cuántos no le decía ni una cosa ni la otra. Una quincena de los primeros, otra de los terceros y apenas unas manos levantadas de los segundos, pero que finalmente se inclinaron por la opción neutral. No es mal resultado, «pero a los indecisos tenemos que convencerlos», afirmó.

Preguntó cuántos de los presentes habían leído un libro sobre feminismo o de una autora feminista. O un capítulo. O un artículo. Silencio. «A proba de que opinamos sobre temas que xeralmente non coñecemos», evidenció. Recuperó esas cuatro aseveraciones del principio para explicar que estos argumentos tan extendidos por redes y en foros tienen base en discursos de odio, en desconocimiento e incluso a veces en una manipulación: «Preguntar polos homes maltratados coas cifras que temos é desenfocar o tema. E as denuncias falsas son un 0,000....%. Mentres, si pasan outras cousas, e cóntanse menos: violacións, agresións sexuais, violencia de xénero».

«Levo moitos anos lendo feminismo e nunca atopei ningún texto que fose en contra dos homes. O feminismo é unha corrente de pensamento que quere un mundo mellor, máis igualitario», describió. Les explicó a los estudiantes que es «unha estupidez» dividir la sociedad en dos grupos. Animó a preguntarse, además, cómo impacta el machismo, «iso que nos quere poñer a todos no mesmo nivel», en los propios hombres. Los estereotipos. «Preguntádevos que gañariamos os homes con modelos positivos de masculinidade, que gañariamos dende postulados feministas», exhortó. Nunca, dijo, hubiese tenido la relación que tiene con su hija «de non ser polo feminismo», «cambiando as regras de xogo».

El sociólogo Jorge García Marín
El sociólogo Jorge García Marín ANA GARCIA

Romper el «corrosivo» modelo imperante, «que nos vén moi ben aos homes», «porque temos moitos máis privilexios», no será cosa de un día, pero García invitó a empezar por observaciones. Quién asume más peso en casa, y si es justo. Qué comentarios tienen que aguantar las chicas en un ambiente de ocio que ellos no: «Non tedes culpa, démosvos un mal modelo. Eu teño confianza na vosa xeración, en que cambie máis cousas que a miña. Levo anos lendo feminismo, pasando todo por un filtro, pero aínda me considero machista, sei que aínda fago cousas mal. Moitas viñéronnos herdadas». Hay que repensarlas.

Sesiones no mixtas con la cooperativa Aventeira: «Men can do it», sobre masculinidades disidentes, y «As mozas son guerreiras», sobre empoderamiento y límites. Actividades enmarcadas en el proyecto «Lentes Violetas de Igualdade para a Educación Non Formal 2.0», subvencionado en un 80 % por la Deputación da Coruña a través de su línea de ayudas a entidades sin ánimo de lucro para el desarrollo de programas de políticas de igualdad de oportunidades y lucha contra la violencia de género.
Sesiones no mixtas con la cooperativa Aventeira: «Men can do it», sobre masculinidades disidentes, y «As mozas son guerreiras», sobre empoderamiento y límites. Actividades enmarcadas en el proyecto «Lentes Violetas de Igualdade para a Educación Non Formal 2.0», subvencionado en un 80 % por la Deputación da Coruña a través de su línea de ayudas a entidades sin ánimo de lucro para el desarrollo de programas de políticas de igualdad de oportunidades y lucha contra la violencia de género. ANA GARCIA

El iceberg de la violencia: «Empézase por algo pequeno e...»

¿Aguantar miradas que incomodan? Sí. ¿Comentarios sexualizados? También. ¿Sentir que hacen de menos lo que opinas por ser chica? Claro. «Volves andando soa a casa logo dunha noite de festa?». Un no rotundo. El miedo a una agresión física de ellas frente al miedo de ellos en esas circunstancias: sufrir un robo. «Credes que estamos esaxerando?». «Non é esaxeración, é a realidade». Es una radiografía mínima de lo que dieron de sí los talleres llevados a cabo este viernes en el instituto Terra de Soneira vimiancés. Pol Ovalle e Inés Cebreiro, desde la cooperativa Aventeira, que alcanzará sus cuatro años de trayectoria el 14 de febrero, se encargaron de ello, primero con sesiones por aula sobre conceptos básicos y un pequeño debate, después con el trabajo en grupos no mixtos y, finalmente, con una puesta en común. Último día de clase de la semana, exámenes próximos y cuestiones que los interpelaban de frente, pero, aun así, el nivel de participación de los alumnos de cuarto de ESO fue in crescendo. Gustaron los espacios de reflexión de chicas y chicos: «Compartir é liberador», dijo Inés. Porque «la violencia, sea cual sea la forma en que se manifieste, es un fracaso», como reza la frase del Jean Paul Sartre que corona las escaleras del edificio de secundaria soneirán.

ANA GARCIA

Trataron qué es el feminismo, cuáles son los roles, los estereotipos y los espacios reservados tradicionalmente a ellos y a ellas. Ellas: tareas de cuidado, trabajo no remunerado por tanto, reproducción, debilidad, dependencia, pasividad, sumisión, castidad, belleza, «ser para outros», espacio doméstico, «invisible», privado, con menor interacción social. Ellos: trabajo productivo y remunerado, decisión, razón, objetividad, fuerza, independencia, iniciativa, liderazgo, poder, «ser para el», ocupando espacios públicos, «visibles», con mayor red y poder social. «A quen asociades carreiras como a de docencia? E os estudos de mecánica?», preguntó Pol. «Claro que podemos elixir, pero en moitas cousas vannos educando dende pequenos», expuso. «Cantos vistes chorar ao voso pai?», preguntó. Nadie levantó la mano. «Miña nai deixou de traballar para coidarme», les contó. «Puido ter sido meu pai, pero foi miña nai. Parécevos raro? E por que eles asumen máis posicións de liderado?», inquirió. Corsés «limitantes» que también trató Inés con su aula. La desigualdad económica. El sambenito de «valentes, rompedores, motivados», el «macho» que les cuelgan a ellos y que los llevan a «morrer antes»: conducción temeraria, drogas, el pasotismo sobre la salud...

Sesiones no mixtas con la cooperativa Aventeira: «Men can do it», sobre masculinidades disidentes, y «As mozas son guerreiras», sobre empoderamiento y límites. Actividades enmarcadas en el proyecto «Lentes Violetas de Igualdade para a Educación Non Formal 2.0», subvencionado en un 80 % por la Deputación da Coruña a través de su línea de ayudas a entidades sin ánimo de lucro para el desarrollo de programas de políticas de igualdad de oportunidades y lucha contra la violencia de género.
Sesiones no mixtas con la cooperativa Aventeira: «Men can do it», sobre masculinidades disidentes, y «As mozas son guerreiras», sobre empoderamiento y límites. Actividades enmarcadas en el proyecto «Lentes Violetas de Igualdade para a Educación Non Formal 2.0», subvencionado en un 80 % por la Deputación da Coruña a través de su línea de ayudas a entidades sin ánimo de lucro para el desarrollo de programas de políticas de igualdad de oportunidades y lucha contra la violencia de género. ANA GARCIA

Emociones y límites

Según la encuesta más reciente del INE sobre el uso del tiempo (2009), las mujeres dedicaban al hogar y la familia más de cuatro horas diarias. Ellos, casi dos, más que seis años antes, pero mucho menos que ellas, que de otro lado vieron incrementado su dedicación al trabajo fuera del hogar.

¿Y qué desearían cambiar? Dijeron los chicos que sentir menos señaladas sus actitudes o estéticas. Flexibilizar estereotipos y poder tener una mayor implicación y apertura emocional. Ellas: «Que non se asuma que somos débiles, xestionar o noso tempo». Y, de nuevo, los estereotipos: «Non ter que estar tan pendentes da beleza». La empatía y las emociones fueron, en el caso de ellos, dentro de esa línea de «novas masculinidades», dos de los asuntos que mayor tiempo ocuparon. En el taller no mixto, Ovalle les pidió que situasen en una brújula acontecimientos vitales próximos a la alegría, a la tristeza, al enfado o al miedo. Con ellas, Inés dio con la tecla al mostrarles el iceberg de la violencia.

Inés Cebreiro y Pol Ovalle, de Aventeira
Inés Cebreiro y Pol Ovalle, de Aventeira ANA GARCIA

Mediante el juego situaron conceptos. Muy arriba, desde luego, «evidentes», el asesinato, la violación, la agresión física. Pero hay otras violencias «invisibles»: humillación, insultos, amenazas, chantaje emocional, desprecio, anulación, «facerte pequeniña». Notar que te hace sentir mal por quedar con amigas y no con él, ir recortando trozos de vida, hasta aislarse. E incluso hay «violencias sutiles», aceptadas socialmente: lenguaje, humor y publicidad sexista. Una violencia «extraña» esta que antes era «doméstica» y que se da de esta forma solo en el ámbito familiar y de la pareja que se «bunkeriza». Las ideas de «amor romántico» no ayudan, eso de que «algo de celos é normal» tampoco. La sensación de «vergonza». Una olla que, antes de hervir, lleva tiempo calentándose, sin que quien lo sufre tenga la sensación de estar subiendo esa escalera: «Intervir é cada vez máis importante». La conclusión de una de las alumnas: «Que se empeza por algo pequeno e acábase...». Saber lo sabían, pero hubo un clic: «A veces non nos dámos conta».

CINCO «PÍLULAS» PARA REFLEXIONAR

Reeducar. Las aulas, un motor. Aprender, pero también desaprender roles que se perpetúan. «El género es una construcción social, se puede deconstruir».

Alerta. Contradiscurso. Han cambiado muchas cosas, pero tras un alza del feminismo, hay un repunte de machismo, expresó el sociólogo Jorge García.

Desigualdades. Economía y hogar. Ellos ocupan más puestos que poder que ellas. Porque son más válidos? Porque ellas renuncian para asumir más rol en el hogar?

Datos. Una cifra para pensar. Una de cada tres mujeres en el mundo sufre violencia física o sexual desde los 15 años, según la Agencia Europea de los Derechos Fundamentales.

Literatura. Dos recomendaciones. Ya para adolescentes, «Feminismo para principiantes» (Nuria Varela) y «Los hombres me explican cosas» (Rebecca Solnit)