La elaboración de la miel, a la antigua usanza y en casa

Santiago Garrido Rial
s. g. rial CARBALLO / LA VOZ

VIMIANZO

CARME TOBA TRILLO

CHEQUEO | Ya quedan pocos agricultores que se dedican a «castrar» las antenas: sacar el fruto de los panales

19 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La apicultura ha derivado en un trabajo profesional, con productores en la zona de muy alto nivel, incluso industrial, cuyo trabajo ha estado en un brete en estos dos últimos años debido sobre todo a la incidencia de la avispa velutina, aunque las abejas ya llevaban años yendo a menos.

Son los herederos de los propietarios de las abellarizas, hoy abandonadas en el monte en buena medida, sobre todo en zonas de Vimianzo y resto de Soneira, donde su incidencia fue muy importante a lo largo de la historia. No obstante, aún quedan agricultores con sus espacios en casa, o más bien en un cobertizo, de los que se extrae la miel para consumo propio, un trabajo que se denomina castrar.

Hoy, los panales (antenas) ya se extraen con la indumentaria apropiada, bien protegida la piel, pero antiguamente podía más el riesgo y la maña. O la suerte. Estos productores son los pocos testigos que van quedando de una época de subsistencia en la que en la casa se hacía todo: había huecos en las paredes laterales para atraer a las palomas, salientes en los mismos muros para el horno del pan, o aperos que permitían trabajar el lino. Cada una de esas y otras muchas actividades hoy son especialidades o artesanías. La extracción de la miel empieza con el fumegado, sobre una teja y con los cadolos de las espigas, ayudados de la espátula para rascar y la barredera a base de ramas de buxo.

CARME TOBA TRILLO

En la extracción se acercan dos baldes para depositar las antenas, que antiguamente se recebaban con excrementos de vaca. El humo y el barrido se van combinando con la extracción, y se ve el fruto de las abejas, protegido con una especie de malla o red, que se corta. La miel suele abundar, pero también se ven algunas crías. Los panales se pueden prensar y después colar la miel, pero también pueden escurrir directamente. Una parte ya se usa para el consumo inmediato, semanal, que para eso dicen que tiene efectos antibióticos. La otra va a la olla y se derrite poco a poco. Si no hay ninguna miel ya va directamente para cera.

CARME TOBA TRILLO

Cuando enfría, la cera compacta y sube hacia arriba, y la miel queda abajo. Se quita la cera y la miel se somete a colación, por ejemplo -obvio- con un colador. Pero estos instrumentos no los hubo siempre, así que se usaba una tela de esparto, lino o estopa, que se guardaba especialmente para esta tarea anual. La cera nunca se tuvo muy en cuenta, salvo en las épocas en las que los cereiros acudían a por ella, para fabricar las velas. Solían desplazarse a caballo por las aldeas, o en las ferias, y no solo compraban cera, también pieles de animales o lana. Todo este procedimiento fue documentado por Carme Toba Trillo, vocal de la entidad Apatrigal, hace unos días en su casa familiar de Muxía.