Un dramático final para el Camino

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

FISTERRA

Pablo Muñoz Gabilondo

Los concellos de Fisterra y Muxía tienen que buscar acomodo a perros abandonados por los peregrinos

30 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La nueva ley de protección animal supone un gran avance para garantizar el bienestar de las mascotas, pero ha complicado mucho las cosas a concellos como Muxía o Fisterra, que se preparan para recibir a muchos animales de los que ahora son responsables los alcaldes. El muxián Félix Porto se queja de que la Xunta no ha puesto medios para ayudar a los municipio que son destino de peregrinos. Coincide con el edil de Fisterra Xan Carlos Sar. Ambos están de acuerdo con la nueva legislación, pero en contra de que la Administración autonómica cargue con una nueva responsabilidad a la local, muy limitada en cuanto a medios. Desde que entró en vigor, en Muxía han gastado 4.000 euros en estas cuestiones y en Fisterra esperarán hasta agosto para contabilizar los perros recogidos y presentar una solicitud de ayuda a la Xunta. Xan Carlos Sar asegura que el coste es de 5 euros por animal y día. Entre los perros que llegan a la zona los hay de distintos tipos.

Aventureros. Son los más. Llegan acompañando a los peregrinos, pero no les pertenecen. En algún punto de la ruta, por una caricia o un juego, siguieron al caminante. Los humanos casi nunca saben dónde se han sumado los canes a la peregrinación y es posible que lleven 20 o 30 kilómetros juntos. Conocer el punto de encuentro ayudaría a localizar a los dueños, si es que los tienen. En ocasiones llevan chip. El Concello de Fisterra tiene un lector, pero a veces ni así es posible encontrar al propietario porque la información es antigua y la ley de protección de datos impide realizar averiguaciones. Otros perros son ya habituales de Fisterra, como Moco, que es de Estorde, pero que siempre logra escapar de su casa para caminar tras un peregrino. En esa localidad hay dos casos y otro en Oliveira, en Corcubión. El Concello ya tiene el contacto con los dueños.

Peregrinos. Acompañan a los que realizan el Camino caballos, burros y otros animales, pero sobre todo perros. En todos los casos, al peregrino no le queda más remedio que dormir en tienda de campaña, pero eso forma parte de la experiencia. El problema llega cuando es hora de regresar. La ruta inversa suele realizarse en autobús a Santiago y después en avión o tren a cada uno de los destinos. Los canes pequeños no suelen tener problemas, pero no son los que suelen peregrinar. Muchas veces la vuelta tiene que hacerse andando hasta la estación de tren. Luego espera un largo viaje en una bodega. Se da incluso algún caso de abandono.

Turistas. Cada vez son más las personas que viajan con sus perros. Es el caso de Pablo Muñoz y de Pipper, que ayer estuvieron en Touriñán, y el jueves, en Fisterra. Ambos realizan un recorrido por toda España para dar a conocer los destinos turísticos amigos de los animales. Durmieron en Cee y han preparado un vídeo con sus viajes para ayudar a otros turistas con mascotas. Pablo Muñoz explica que en la zona han sido bien tratados y ayer por la tarde marchaban hacia A Mariña. De la Costa da Morte han gravado un vídeo que se colgará en Youtube y en la página web www.pipperontour.com expone la experiencia. Además hay fotos en lugares emblemáticos.

En detalle

La nueva ley entró en vigor a principios de este año y ha supuesto un gran cambio para los concellos.

Competencias. El artículo 6 dice: «Se atribuye a las personas titulares de las alcaldías de los ayuntamientos de Galicia la responsabilidad superior en la defensa y protección de los animales incluidos en el ámbito de aplicación de la presente ley en su término municipal».

Gatos. Una de las principales preocupaciones de los responsables municipales es que, según la ley, tienen que nombrar a una persona responsable de cada colonia de gatos callejeros, que tienen que identificar a los animales y que deben multar, incluso con 200 euros, a las personas que den de comer a los mininos, a los que el Concello tiene que castrar, siempre que no hayan sido autorizadas para ello.

Diez días. Cada animal que aparece sin dueño tiene que estar diez días a la espera de si aparece antes de que pueda ser adoptado, incluso si la situación es clara. Ayer apareció una caja con siete cachorros abandonados en la carretera del faro de Fisterra, junto a la fuente de Cabanas. A pesar de que es evidente que su propietario no los quiere, el Ayuntamiento tiene que enviarlos a la XEA (Xestión Ética do Abandono) de Brandomil, con la que tiene contrato el Concello de Fisterra. En la actualidad cada perro cuesta 5 euros diarios.

Recogida. Son los concellos los que deben recoger «los animales domésticos vagabundos y extraviados» y los albergarán hasta que sean retirados por sus dueños, acogidos o adoptados «o se les dé otro destino autorizado». La labor puede ser mancomunada, algo que proponen desde Fisterra para poder prestar mejor servicio a un menor coste posible.