Ferroatlántica dice que las centrales le rindieron el año pasado dos millones

La Voz CEE / LA VOZ

DUMBRÍA

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La empresa considera «ingenuo» pensar que Cee-Dumbría están al margen del grupo

30 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Ferroglobe quiso aclarar ayer algunos datos respecto a la actividad de las fábricas y las centrales, dentro del baile de cifras ofrecido por unos y otros, que, a juicio de la empresa, son incontrovertibles, ya que reflejan la situación real y como el balance entre las plantas y las explotaciones hidroeléctricas se ha invertido en los últimos años, hasta el punto de hoy tienen mucho más peso las primeras que las segundas. Un equilibrio que ha llevado a la multinacional a considerar «no estratégicas» las centrales y venderlas para solucionar sus problemas financieros e implementar las inversiones que garanticen el futuro de la división de ferroaleaciones.

En primer lugar, el vicepresidente de planificación financiera y análisis de Ferroglobe, José María Calvo-Sotelo, incide en que no se pueden confundir los resultados de la actividad eléctrica de Ferroatlántica con los de Villar Mir Energía, porque esta engloba a varias empresas más que Ferroatlántica, como, por ejemplo, una comercializadora de electricidad. A partir de ahí, la firma explica que los ingresos medios en el período 2010-2015 fueron de 32,5 millones al año por la energía de las centrales gallegas y de 374,4 millones por las ferroaleaciones de Cee-Dumbría, Sabón y Santander. El resultado de explotación, es decir lo que queda de media antes de pagar impuestos y créditos, en este mismo período ascendió a 16,1 millones de la electricidad y 39,7 de las fábricas. Sin embargo, ese equilibrio entre una actividad y otra, se ha visto claramente inclinado hacia las ferroaleaciones en los últimos años, hasta el punto que las hidroeléctricas dieron un resultado de 6,3 millones en el 2015 y tan solo dos en el 2016, mientras que las plantas reportaron 27,9 y 10,3 millones, en esos mismos años.

Para Calvo-Sotelo los números, que reconoce que son malos, «no engañan» y además obedecen a razones. La fundamental, desde su punto de vista, es el cambio de regulación para las energías renovables del 2013, que en el caso de las centrales del Xallas, donde, por su antigüedad se entendió «que se había recuperado la inversión sobradamente, y nos retiraron las primas», detalla el ejecutivo.

«En el 2012, que fue el año en el que yo llegué a la empresa, vendíamos el megavatio/hora a 90 euros. En el 2013 ya empezó a notarse el cambio regulador, pero poco porque fue a finales de año. Y en el 2014 y el 2015 ya lo vendíamos a menos de la mitad», recalca.

El directivo dice sentirse «sorprendido» por la «falta de confianza» en las capacidades propias de las fábricas entre los trabajadores de Cee-Dumbría, porque en las reuniones mantenidas entre los responsables de las diferentes factorías «Oliete [el director recién jubilado] era dios sobre la Tierra, porque sus fábricas siempre eran las que más ganaban». De ahí que no entienda como se ha pasado del orgullo de ser los números uno, a considerar que las plantas no pueden mantenerse por sí mismas.

En cualquier caso, considera «ingenuo pensar que su futuro no está amarrado al futuro de Ferroglobe», porque, para bien o para mal, hoy el grupo es demasiado grande para que pueda mantenerse a flote con la boya de las hidroeléctricas del Xallas. «Es ingenuo pensar que dentro de una empresa tan grande te van a sacar de pobre», destaca el directivo para quien «el pan debajo del brazo de las centrales ahora lo es sí las vendes, no el goteo de ingresos que puedan reportar cada año». De hecho, afirma que con esos 255 millones de ingresos, incluyendo las hidroeléctricas de Aragón, «saneas y encaras el futuro con unas espaldas mucho más anchas».

Además, Calvo-Sotelo dice que no se alteran los proyectos previstos como los de las minicentrales que están en construcción. «Lo único que cambia es la propiedad, las personas van a seguir siendo las mismas», concluye.