Hace unos días leíamos en este periódico que en unos 30 años algunas casas del relleno de Cee podrían inundarse. Llevo más de 90 años viendo todos los días subir y bajar el mar y no creo que la cosa sea tan rápida. Como en una ocasión anterior, quiero abordar dicho relleno. La cuestión de cómo se consiguió el dinero para hacer la obra más importante de Cee en toda su historia. Este dinero lo concedió la Deputación provincial.
Ketty Quintana, una señora que de joven había vivido en Cee, estaba casada con el presidente de la Deputación, un buen clavo adonde agarrarse, pero esta no votaba y su esposo no tenía más que un voto. Había que contar pues con los diputados, que eran los que votaban, y en absoluto estaban dispuestos a que la mayoría del presupuesto fuese para un solo municipio. Pepe Sánchez, alcalde de Cee [entonces], se puso en contacto con el diputado provincial del partido judicial de Corcubión, a quien antes había votado para que saliese elegido. Aquel le dijo que veía la cosa muy difícil, pero que haría lo que pudiese. Fue hablando con unos y otros que en principio no estaban de acuerdo, y poco a poco fue consiguiendo que se diese un giro de 180 grados hasta conseguir una mayoría a favor. Se puso en votación y la concesión del dinero salió adelante. La alegría que aquello causó en Cee se vio reflejada al tirar el primer camión de tierra sobre la playa. Allí corrió el champán a borbotones. Los corchos saltaban de las botellas como cohetes de feria. Yo estaba allí. Al final, cada asistente llevó una botella para su casa. Yo aún tengo la mía.
El señor Sánchez, en agradecimiento, invitó al diputado del partido judicial que había conseguido aquello a presidir la procesión de la Xunqueira. Le dijo este que no era preciso tal honor. Ese día comieron juntos los dos matrimonios en un restaurante de Cee. Lo que el relleno de la seca supuso para Cee a la vista está: un 80 o 90 % de la vida actual allí se desarrolla. Todo esto en Cee no se sabe, y es conveniente que se sepa la historia de cada pueblo, por eso me decido a contarlo. Ketty Quintana y su esposo tienen a su nombre sendas calles en Cee, y el diputado que consiguió el dinero para aquella obra esta enterrado por su propia voluntad en el cementerio de San Adrián de Toba.