Sobre el profesor Pedro Galán Hidalgo

luis lamela

CEE

Niños de Cee, en un campamento en Gandarío, con Galán.
Niños de Cee, en un campamento en Gandarío, con Galán. ARCHIVO LUIS LAMELA

El historiador responde a una tribuna abierta recibida en La Voz después de que publicase una crónica sobre este docente

27 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No me gusta polemizar. Por eso intento que mis crónicas de Galicia oscura, Finisterre vivo se ajusten a hechos contrastados en archivos y/o hemerotecas, más que a testimonio orales, que también; y adapto los relatos a la realidad acontecida. Recientemente fui interpelado en este periódico por un trabajo publicado sobre el profesor del antiguo Instituto Laboral Fernando Blanco, de Cee, Pedro Galán Hidalgo. Y porque entiendo las razones filiales de los interpelantes, dos de los hijos del citado profesor, pensé en quedarme en silencio y no desdecirlos. Solo para frenar su «indignación» por traer al presente ciertas imágenes que nos quedaron a muchos de los que fuimos sus alumnos.

Pero, el dicho de que «el que calla, otorga» pudiera hacer creer a los que leyeron su Tribuna Abierta que no fui riguroso ni equilibrado en mi descripción biográfica. Y, eso, no es cierto. No es cierto porque tan pronto publiqué la crónica biográfica en este diario, de Pedro Galán, el 30 de noviembre pasado, en mi página de Facebook, que es abierta, hubo varios exalumnos (Xoan Bautista Pose Paz, exalcalde de Muxía; Ramón Araújo Rego, ingeniero de Cee emigrado en Brasil; Alberto Domínguez Capelo, de Cee, o Modesto García Quintáns, de Dumbría) que testimoniaron, ampliaron y confirmaron la versión dada sobre su dureza.

También preguntan dos de los hijos de Pedro Galán: «¿De qué manera pudo aprovechar esos ‘‘resortes’’ que le ofrecía su posición dentro de la Jefatura Provincial del Movimiento?». Y yo les repregunto: ¿recuerdan la Sala de Diálogos de la Delegación Provincial de la Juventud, en el edificio de La Terraza en el Paseo Méndez Núñez, que se inauguró el 8 de julio de 1970, pensada para actividades juveniles e infantiles? Pues les pongo un ejemplo: se dio la circunstancia que abrió con una exposición de pintura de Pedro Galán Hidalgo, la primera que yo conozco de su carrera artística, en una sala de promoción de artistas jóvenes. Jóvenes en edad. Y Pedro Galán tenía 56 años en aquel entonces. Claro, que, a la inauguración de la Sala de Diálogos acudieron desde el Gobernador civil, el subjefe provincial del Movimiento, el delegado provincial de Juventud, el vicepresidente de la Diputación, el delegado provincial del Ministerio de Educación y Ciencia, el inspector jefe de Enseñanza Primaria, el jefe local del Movimiento, un concejal en representación del alcalde, la secretaria provincial de la Sección Femenina, varios críticos de Arte y escritores. Un baño de multitudes para un principiante en las lides artísticas. Una inauguración de una sala de la Delegación Provincial de la Juventud, de la que Galán era oficial instructor. Y dos años después, en la misma sala expuso uno de los interpelantes, el joven pintor Juan Antonio, y al clausurarse esta, abrió otra el padre, Pedro Galán. Y no repito argumentos.

En fin, que estoy de acuerdo en que «cualquier vida humana es una balanza entre cosas buenas y malas». Sin duda alguna. Y no pongo en duda que la de Pedro Galán, a pesar de las anécdotas que describí en mi crónica, el mayor peso está del lado bueno.