«Queríamos que todo quedase aquí, en Cee», dijo ayer la alcaldesa
02 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.La XXIV Festa da Confraternidade dos Maiores de Cee fue más ceense que nunca. Por un lado, porque un restaurante local sustituyó al cátering que estos años se venía ocupando de la comida y del servicio. Fue Loli, del Mesón As Viñas. Una mano experta que se encargó de los entrantes y del codillo asado que tantas pasiones levantó. El postre, tarta de manzana, tampoco disgustó.
Por otro lado, fue esta una fiesta de identidad y de orgullo local en la que se implicó lo grueso del pueblo, y también de la corporación. Todos echaron un cable colocando el mobiliario (parte de él, cedido por el Concello de Vimianzo) y para dejar todo listo para una celebración a la que se sumaron más de 350 personas. De hecho, y como comentaba ayer la edila de Servizos Sociais, Emma Trillo, tuvieron que parar el reparto de entradas en 340, porque siempre hay que sumar el personal del centro social y del Concello que comparte la velada con los mayores del municipio. Se fueron «encantados», según relataba Trillo, y muy satisfechos con la comida servida.
«Hai que valorar o que temos aquí, e por iso decidimos que, na medida do posible, todo quedase na casa este ano», desgranaba ayer Margarita Lamela, para quien fue muy «especial» esta primera edición de la comida de los mayores en la que participaba como alcaldesa de Cee. «Queriamos que esta festa fose algo especial para os asistentes, non un mero trámite ao que vir tódolos anos, comer, e marchar», añadía la regidora, al tiempo que se despedía ayer de los últimos en recogerse a sus casas.
Actuaciones de la banda de música y de las pandereteiras del centro social, así como una misa previa a los discursos de las autoridades, pusieron la guinda a una comida «como da casa» y a una velada de reencuentros. «Moi satisfeitos. Encheuse todo, e se máis sitio houbera, máis se enchería», apuntó Lamela.