Los nuevos tanatorios de la comarca ya están en paz

CAMARIÑAS

José Manuel Casal

Algunos, como el de Camnariñas, pasaron por una odisea judicial y política

29 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace tres años, en la soleada mañana del 21 de septiembre del 2013, se inauguraba en el Muíño do Vento de Camariñas el tanatorio municipal con música final de un grupo de gaiteiros. Parecía que se ponía fin a una cadena de litigios que parecían no tener fin, pero en la actualidad la práctica totalidad de los flecos derivados están cerrados y las instalaciones funcionan normalmente. Es arriesgado asegurarlo, pero posiblemente ha sido el tanatorio con más problemas judiciales (o uno de los que más) que ha habido en España en los últimos diez años. De Galicia, seguro. Los cruces de denuncias (por la propiedad del terreno, por la cooperativa funeraria local) llegaron incluso al Tribunal Constitucional. Por abajo, todo lo imaginable: demandas, quejas, incidentes procesales, contenciosos... En los plenos, durante casi dos años, fue uno de los principales temas abordados por la oposición, y que generó una notable crispación. Seguramente, de no ser por el convencimiento y la testarudez del alcalde, Manuel Valeriano Alonso, no habría salido adelante. Siempre insistía en la necesidad de tener ese servicio y en que eran los propios vecinos los que se lo pedían. Tanta intención que incluso lo atiende personalmente cuando es necesario.

Ahora la polémica está aplacada, y el tanatorio, que lleva el nombre de Hermanas Fernández Espín (por la donación de la parcela para fines sociales) funciona en paz, como otros de la zona que también tuvieron los suyo. Es curioso que en cuestión de tanatorios y cementerios, en la comarca siempre ha habido muchas polémicas. De los primeros, sin ir muy lejos, la construcción del nuevo en A Ponte do Porto por Vico da Forca, pero también en Moraime (una parroquia con cuatro, y a punto estuvieron de ser cinco), en Baíñas (hubo días en los que no se llegó a las manos por pura suerte) o Cerqueda. Nada que ver con la balsa de tranquilidad de instalaciones modernas y elogiadas como la de Dumbría, en el monte de Estimán, donde los colores (estos días, también los de las frondosas caducifolias del entorno) tienen mucho más peso que las guerras estériles que con el paso de los años siempre acaban muriendo.

Curioso caso el de Camariñas, donde de no haber ningún tanatorio, en breve habrá tres: el de la capital municipal y dos más en A Ponte do Porto. Uno ya funciona desde hace más de año, el de la funeraria San Vicente, que restauró la antigua rectoral y da servicio a una buena parte del entorno. La competencia, en la misma localidad, llegará pronto: Pombo ya tiene licencia de obra para construir el segundo en la zona de A Esquipa. Será todo de nueva planta, con instalaciones muy completas.

También dio mucho que hablar y pleitear el de Baíñas, que va ganan do poco a poco cuota de mercado en parroquias próximas de tres municipios: las propias de Vimianzo, las más sureñas de Zas y las occidentales de Dumbría. Promovido por José María González Moreira, con experiencia funeraria desde su empresa de A Picota, en Mazaricos, en agosto del 2013 el Concello de Vimianzo paralizó los trabajos por incumplimiento de las condiciones de la licencia concedida, especialmente en lo referente a las alineaciones. El empresario alegaba discrepancias técnicas, y en la segunda semana de noviembre pudieron reanudarse. Desde el 2015 está en marcha sin problemas y, según señaló ayer un vecino, con satisfacción generalizada. Es, con el de A Ponte do Porto, de los últimos en inaugurarse en la comarca, además de los dos de Agualada. El último, hace dos años. En la Costa da Morte, en pocos años, localidades pequeñas han pasado de no tener nada a contar con dos tanatorios. La fiebre se ha calmado un poco.