Breve crónica de la ida y vuelta a Argentina de José María Carril, de 45 años
06 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Con estas breves reseñas biográficas no es nuestro propósito juzgar, solamente, contar. La historia de la emigración es un saco sin fondo de anécdotas y curiosidades, y una de ellas se dio cuando un emigrante natural del término municipal de Vimianzo, José María Carril, de 45 años de edad y casado, se presentó en la comisaría de policía de A Coruña para manifestar que el día 9 de abril de 1914 había desembarcado del vapor León XIII, procedente de la República Argentina, país en el que había permanecido un total de 27 años emigrado.
Y que al disponer su viaje de regreso a España, invitó a su esposa, María Pereira, para que le acompañase, «a lo cual se negó aquella, sin que le fuera posible hacerla desistir de esto, aun cuando hubo de agotar cuantos medios legales podía utilizar con dicho objeto», sin acabar de ver José María Carril el modo de resolverlo, lo que nos puede certificar la inexistencia de comunión alguna entre ambos, y, posiblemente, una enquistada mala relación.
¿Discrepancias? Sin duda que las hubo. Pero, ¿cuál sería la versión de la esposa? Tampoco lo sabemos, ni cómo terminó esta historia. Lo que sí intuimos es que José María Carril fue uno de esos emigrantes que no perdieron nunca el propósito de regresar a su tierra y nunca superó el desplazamiento y el desarraigo de estar tan lejos de su localidad natal, porque en aquella aldea de la comarca de Soneira que había dejado en 1910, estaba fundada su identidad.
En fin, voces muertas de las que ya no hay memoria. Tragedias íntimas del pasado.