Álvaro Tato: «El FIOT es el lugar al que siempre volvemos»

Verónica Couto / Marta López

CARBALLO

José Manuel Casal

FIOT | Ay Teatro hará viajar al público hasta un auténtico corral de comedia con «Todas hieren y una mata». Tato es un viejo conocido del festival por su trabajo en Ron Lalá

19 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Viejo conocido por su trabajo con Ron Lalá, Álvaro Tato vuelve al FIOT como autor de Todas hieren y una mata (Ay Teatro), que se estrena hoy para Galicia en el Pazo da Cultura carballés (20.30 horas)

-«Todas hieren y una mata», el título de esta obra, proviene de un refrán popular.

-Exacto, es un refrán que se ponía en latín en los relojes y que viene a significar que las horas del día son como flechas, que todas nos hieren y la última nos mata. Con esta imagen del tiempo como cazador cruel partimos para crear esta obra, que es en realidad un homenaje al gran teatro del Siglo de Oro.

-¿Cómo fue el proceso creativo de esta obra, escrita en verso al más puro estilo clásico?

-¡Una locura! [ríe] Y, a la vez, una gozada. Cometer la osadía de intentar escribir a la manera de Lope, Tirso y Calderón requiere, como mínimo, de mucho espíritu aventurero, por no llamarlo ya una osadía temeraria. Una vez que uno se pone a trabajar con esas formas y, sobre todo, cuando se tiene el apoyo de un espacio como Ay Teatro y de un director como Yayo Cáceres, se convierte en una auténtica gozada. Fue un año de trabajo, pero detrás de ese año hay toda una vida de pasión por el verso clásico. Un verso que hace muy activa la palabra y que, lejos de hacerla incomprensible, trata de hacer música en escena.

-No podrá negar sentir algo de orgullo por tal gesta...

-Depende del día que se me pregunte [ríe]. No, por supuesto, ver que en Todas hieren y una mata hemos podido recrear el género y que se haya escrito, en el siglo XXI, la primera comedia de capa y espada... Hay un galán, una dama, viajes por el tiempo, una bruja o un triángulo amoroso que conectan el siglo XVII con el XXI. No intentamos hacer una reconstrucción arqueológica, sino hacer sentir al público de esta época lo que otros sintieron hace cientos de años en un corral de comedia: esa emoción, esa magia de la palabra, esa música en directo y, sobre todo, ese espíritu de libertad creativa que da el meterse en un corsé como el verso clásico.

-Hay temas que trascienden al tiempo y que son vigentes aun después de tanto tiempo.

-Por supuesto. Tras ese juego que hacemos sobre el viaje en el tiempo de los personajes se esconde otro gran tema, que es todo lo relacionado con la mujer. Escribir ahora una comedia a capa y espada nos permite rescatar a los grandes personajes femeninos clásicos, a esas mujeres libertarias, luchadoras, que salieron a la calle y actuaron.

Nosotros les hacemos un homenaje a través de la protagonista, Aurora, interpretada por nuestra querida Alba Banegas, una dama que tiene un defecto enorme para su época, y es que lee libros: los roba, los compra, los entierra en su jardín... Suenan temas tan candentes como el feminismo: para nada es una obra antigua o polvorienta por el hecho de ser en verso.

-La música en directo le aporta, además, un valor añadido.

-Siempre hemos contado, en buena parte de nuestros proyectos, con la música como elemento esencial para narrar nuestras historias. Siempre buscamos capacidades musicales en nuestros elencos; pues aporta algo esencial, que es la emoción. Creemos que es un salto trascendental que hace que el público no solo lo viva desde la cabeza, sino que también lo sienta desde las entrañas.

-Ya es, con Ron Lalá, un viejo conocido del FIOT.

-Lo amamos [ríe], y amamos Galicia también. Hemos estado muchísimas veces y, desde luego, el FIOT es el lugar al que siempre volvemos, sobre todo porque fue el primero que apostó por nosotros en esta comunidad. Ganar el premio del público fue un espaldarazo, un subidón y, sobre todo, mucha complicidad, porque la audiencia del FIOT ya conoce nuestro lenguaje, ya olfatea nuestro sentido del humor, que tiene mucho que ver con esa retranca gallega.