El agredido de Lira: «A min danme pena os fillos dese home, pero mente»

Juan Ventura Lado Alvela
j. v. lado CEE / LA VOZ

CARBALLO

marcos creo

El furtivo fisterrán atacado en el 2013, Miguel Ferrío, ofrece su propia versión de los hechos

21 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Miguel Ferrío, el fisterrán por cuya agresión en Lira en el 2013 han condenado a tres años de cárcel a Manuel Antonio Martínez Lustres, reconoce el furtivismo y reconoce el conflicto con los percebeiros locales, pero denuncia que solo se esté ofreciendo una versión de los hechos, falsa desde su punto de vista, ahora que todo Lira, la federación de cofradías e incluso partidos políticos piden el indulto del agresor. Incluso asegura que puede ponerse en la piel del condenado, pero no acepta que se difundan mentiras. «A min danme pena os fillos dese home e se vén coa súa familia a pedirme que lle firme para o indulto seguramente lle firme, porque os rapaces doen, como tamén me doen os meus, pero o que non pode ser é ir con mentiras, como que nós fomos á caseta deles ou que eu lle fun cunha navalla», incide.

Ferrío relata que un par de semanas antes les habían volcado el coche, acudieron con la factura de los daños y tuvieron una discusión subida de tono con los percebeiros de Lira. Pero insiste en que ese día, en el momento de la agresión, él y su compañero se estaban metiendo en el coche, precisamente para escapar del tumulto, y fue agredido por la espalda. «Eu o primeiro que pensei foi que me dera un baixón de tensión. Por iso que non sei quen me deu, nin quen non. O único que recordo é querer levantarme e non ser capaz. Despois xa foi cando vin que estaba todo cheo de sangue», cuenta el fisterrán, que entiende que Martínez Liste «perdeu os papeis» en un momento de calentón, pero no solo eso, porque incluso después de lo sucedido -siempre según su versión- llegó a perseguirlos con el coche en un par de ocasiones.

Añade que el conflicto con los mariscadores locales venía de atrás. Incluso llegaron a tener que esconderse un día mientras les lanzaban bombas de palenque y a compartir una comida para hablar las cosas a la cara y evitar pleitos judiciales, por lo que entendían que la situación estaba aclarada.

«Furtivos somos todos»

Ferrío no niega que se dedicase a la extracción de percebes sin estar legalmente habilitado, pero lo justifica por su situación familiar, con dos hijos pequeños y tanto él como su mujer sin un empleo legal. «O pequeno tiña dous anos e o grande catro, e ti non sabes o que é querer agacharte para coller ao teu fillo que está comezando a andar e non ser quen porque caes detrás del», cuenta el percebeiro, al que se le escapan las lágrimas cuando recuerda aquellos días en los que acaba de recibir 28 puntos de sutura detrás de la oreja izquierda y no podía ir al mar. «Porque os fillos comen todos os días», sentencia.

De hecho, el fisterrán dice que aceptaría un empleo legal, «por 600 ou 700 euros», pero si no lo tiene, tampoco reniega de su actividad. «Ninguén é furtivo por gusto. Vese ben quen compra as casas e mais os coches e quen vai para comer. Furtivos somos todos, ou o que está dado de alta e colle cinco quilos e despois colle 20 por detrás non é furtivo?», se pregunta Ferrío, quien cuenta que la semana anterior de lo sucedido a algunos de los implicados «colléronos en Touriñán con 62 quilos, centolas ovadas e todo».

Por todo ello, insiste en que no quiere hacerle más daño a nadie, «porque todos somos mariñeiros e a vida dá moitas voltas», pero no entiende que partidos políticos como el PSOE y el BNG «queiran sumarse á onda sen saber de que vai o tema».