Cumpleaños que solo recuerda Facebook

J. V. Lado CIUDADANA

CARBALLO

08 dic 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Comenta un compañero que se topó en la calle con una persona con la que interactúa de manera asidua en las redes sociales y ni siquiera recibió un saludo. Probablemente a un chaval de 15 años no le habría llamado ni mínimamente la atención el detalle, pero para los criados en la vida analógica no deja de ser llamativo y, si le da por ahí, incluso pueden plantearse cuestiones muy profundas sobre el sentido de la amistad, las relaciones personales o la línea, no tan fina, entre lo real y lo virtual.

En el centro de todo este debate cuasi filosófico se ha instalado, y con fuerza, «postureo», una palabra completamente de moda y que quizás sea lo que mejor define esa relación entre el ser y el aparentar. Incluso ni siquiera las distintas redes sociales más populares tienen iguales connotaciones -aquello de Macluhan de que el medio condiciona el mensaje- por lo que no nos expresamos igual en una plataforma que en otra. Circula por ahí una definición que, sin recordar ahora autoría ni contenido exacto, vendría a decir algo así como que empleamos Facebook para demostrar lo sociables que somos y Twitter para recalcar cuanto sabemos sobre un tema, o sobre todos. Ahora habría que añadirle Instagram, como indicador de nuestra popularidad.

Todo eso así más o menos esbozado por encima hay quien se dedica a analizarlo de manera científica, como muestra un estudio del Penn State’s College of Information Sciences and Technology y el King College de Londres referido por Los Replicantes. El equipo dirigido por Nisganth Sastry asegura que es capaz de desvelar a que red social se ha subido determinada fotografía solo con mirarla y con una precisión del 60 %. Es la evidencia científica de que no nos comportamos de igual manera en unos lugares que en otros. Incluso desvela algunos detalles curiosos más como que, por ejemplo, los menores de 25 años son mucho más reacios a colgar fotografías suyas sonriendo, mientras que se convierte en una práctica habitual entre personas de más edad.

El grado más extremo de esta dicotomía vida real-actividad en las redes queda plasmado en los cumpleaños, por no hablar de los cumpleamigos, que es como han venido a llamarse los aniversarios de cuando contactaste por primera vez con otro usuario en determinada red. Ya nadie guarda aquellas libretitas con fechas ni los calendarios infinitos de las tapas de las carpetas escolares. Incluso de los cumpleaños de la familia quien se acuerda ahora es Facebook y ahí sí que se abre la veda para las felicitaciones: al director general de la empresa o a aquel excompañero del fútbol al que ni siquiera ibas a llamar por teléfono. Nuevos conceptos, nuevas formas y, sobre todo, mucho postureo.