Problema de salud pública con solución

Alberto Ruano CRÓNICA

CARBALLO

22 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El radón es un gas cancerígeno que se acumula de manera natural en los espacios interiores, como viviendas o lugares de trabajo. La concentración depende fundamentalmente del contenido en uranio de las rocas del subsuelo.

Por ello, la concentración de radón presenta gran variabilidad, tal y como demuestra el Mapa de Radón de Galicia (www.usc.es/radongal). La exposición prolongada a concentraciones altas puede producir cáncer pulmonar pero no se relaciona con ninguna otra enfermedad. Al igual que no todos los fumadores desarrollan cáncer de pulmón, no todas las personas expuestas a concentraciones altas de radón tendrán cáncer pulmonar. Además, el interior no tiene, ni de cerca, la misma capacidad de causarlo que el tabaco. Mientras un fumador tiene 20 veces más riesgo que un nunca fumador, el debido al radón es mucho menor. La OMS estableció en 2009 un nivel «ideal» de 100 Bq/ m3 y un nivel «a no superar» de 300 Bq/m3, además de afirmar que el radón es la primera causa de cáncer de pulmón en nunca fumadores. Esos 300 Bq/m3 es la concentración máxima para viviendas y lugares de trabajo de una directiva que debe implantarse en febrero de 2018.

El radón no es algo nuevo. Este problema de salud pública se afronta con normalidad desde hace años en otros países, con mapas que describen la concentración de radón, guías destinadas a la construcción

y remediación y sistemas de medición validados. Está todo inventado. En Galicia se conoce la distribución gracias al Mapa de Radón de Galicia de la Universidad de Santiago, comenzado en 2001. Con más de 3.400 mediciones, los gallegos pueden conocer si viven en un municipio de riesgo. Galicia es la única comunidad autónoma con un mapa propio a nivel municipal. España también tiene su mapa, con unas 11.000 mediciones (el LRG midió domicilios de 11 provincias).

Para analizar radón hay que asegurar la calidad de las mediciones y seguir las recomendaciones. Si se decide medir a nivel laboral, debe estar ya prevista una actuación en caso de que haya concentraciones de riesgo. No hay que improvisar, ni alarmarse. Se sabe cuáles son las mejores maneras de medir y reducir su concentración. En el ámbito laboral debe abordarse dentro del ámbito de la prevención de riesgos laborales. Hay que medir aquellos lugares que indica la normativa del Consejo de Seguridad Nuclear y remediar cuando sea necesario. Otra cuestión son las viviendas, donde los propietarios deben tomar sus propias decisiones.

Y lo más importante: si quiere reducir el riesgo de un cáncer de pulmón no fume, y si fuma, deje de fumar.

Alberto Ruano Raviña es profesor titular de Medicina Preventiva y Salud Pública y coautor del Manual de la Organización Mundial de la Salud sobre Radón Interior (2009). Es codirector del Laboratorio de Radón de Galicia de la Universidad de Santiago.