De nada vale aumentar la longevidad si no es con calidad

César Bugallo PSICÓLOGO Y GERONTÓLOGO

CARBALLO

01 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

D urante el último siglo la esperanza de vida al nacer se ha visto fuertemente incrementada producto, en gran parte, de los avances sociales y sanitarios de las sociedades modernas.

Fruto de dicha evolución se viene produciendo en las últimas décadas un considerable aumento del colectivo de personas de mayor edad superando en muchos casos el siglo de vida, de modo que lo que antaño se consideraba una rara excepción va poco a poco en camino de convertirse en norma. Sin embargo, este remarcable aumento de la población mayor lleva consigo tanto retos como oportunidades. Uno de los retos será la de dotarnos de los medios necesarios para cubrir las demandas de un colectivo que alcanzará las edades de máximo riesgo de fragilidad y dependencia. En cuanto a las oportunidades, estas son enormes puesto que cuando hablamos de centenarios nos estamos refiriendo a unos auténticos supervivientes que han vivido al menos unos veinte años más que la esperanza de vida media y en reducidos casos, como en el de los supercentenarios, más de treinta años, superando incluso los 110 años de vida.

Existen numerosas teorías que intentan explicar la receta de esta extraordinaria longevidad, sin embargo, todas ellas son un tanto difusas e imprecisas pero si nos centrásemos en analizar las características comunes de estas personas quizás nos podría ayudar a entenderla.

En fin, todo indica que en los próximos años se va a producir un gran aumento de las poblaciones centenarias y supercentenarias, y quién sabe, hasta se podría superar el extraordinario récord de 122 años alcanzado por la francesa Jeanne Calment, aunque una cosa es segura: de nada valdrá aumentar los años de vida si la calidad no es buena, por ello es necesario que nos dotemos de los medios que nos permitan seguir envejeciendo pero con ¡calidad!