Profesiones

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez CON BISTURÍ

CARBALLO

14 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

No todos podemos ser cirujanos cardíacos ni ingenieros aeronáuticos. Por muy inteligentes que seamos. Siempre se van a necesitar periodistas, administrativos, empleados de banca, pescadores y vigilantes de seguridad. Al menos hasta que los robots no nos conviertan en prescindibles. Y además cada profesión hay que desempeñarla con rigor y honestidad. Qué diferencia entre la atención de unos hosteleros y otros, o de un empleado de banca y otro. Un buen profesional siempre será un buen profesional.

Pero a veces siento sana envidia de aquellas vocaciones cuyo beneficio a la sociedad es tan profundo. Me ha pasado recientemente con dos reportajes sanitarios. Uno, sobre las farmacias hospitalarias. Allí los boticarios del siglo XXI investigan, ensayan, se devanan los sesos y formulan un medicamento único, aquel que no existe y servirá para paliar las consecuencias que deja en un niño una cruel enfermedad rara.

Otro, sobre los trasplantes. Enfermeros y cirujanos que vuelan a recoger un corazón y en cuatro horas lo implantan en otro ser humano. Cuatro horas de profesionalidad para darle a alguien una nueva vida.

Y luego están otras profesiones. Los instagramers, los influencers, los tuiteros, los youtubers. Una se pregunta qué sucedería si mañana los músicos decidiesen cruzarse de brazos, y nos quedaríamos huérfanos de melodías. Si los repartidores hiciesen un paro, y habría que buscar una solución a la distribución. Si los enfermeros se declarasen en huelga o los camareros abandonasen los bares. Mal asunto. Y si los instagramers se plantasen...