Los cuatro carballeses acusados del robo frustrado de tres gallinas se enfrentan a dos años de carcel cada uno

J. V. L.

CARBALLO

02 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La cercanía de las Navidades acostumbra a disparar los precios del pollo de corral, pero por mucho que cueste en el mercado seguro a que ninguna familia de la comarca le va a salir tan caro como a los cuatro carballeses que están siendo enjuiciados en A Coruña.

El fiscal, que se encarga de la acusación pública, pide para cada uno de ellos una pena de dos años de prisión por los hechos acontecidos el pasado 16 de noviembre en un gallinero de la calle de las Camelias. Aquel lunes por la noche, los cuatro implicados fueron sorprendidos mientras trataban de introducir a las tres aves en cuestión dentro de un saco, con la intención inequívoca de sustraerlas, tal como acreditaron la media docena de agentes de la Policía Local y la Guardia Civil que se dieron cita en el lugar para interceptar a los presuntos delincuentes.

Ocho meses por cada ave

Ahora, cada uno de los animales puede tener un coste de ocho meses de cárcel, si el juez da por buena la calificación de los hechos realizada por el Ministerio Público. La clave del asunto está en alambrada del recinto en el que fueron sorprendidos los supuestos ladrones. Según fuentes de la investigación, había sido arrancada para acceder al interior, por lo que la Fiscalía considera que se trató de un robo con fuerza y no de un hurto, mucho menos penado por la ley. Otras fuentes del caso, aseguran que el empleo de esa fuerza está sobradamente acreditado, porque cualquiera que conozca mínimamente el funcionamiento de un corral sabe que ninguna gallina se deja introducir en un saco sin ofrecer resistencia.

Para más inri, varios de los acusados tienen un amplio historial delictivo a sus espaldas, con lo que, de ser sentenciados a dos años de cárcel, tendrían que cumplirlos íntegramente, algo que no es habitual porque las personas sin antecedentes no entran en prisión por condenas de este tipo.

El abogado carballés José Angeriz Varela, al que, junto a otros colegas le ha sido asignada la defensa, confía en hallar los argumentos judiciales suficientes para liberar a sus clientes. Reconoce que el tema de la alambrada complica la situación de los acusados, pero insiste en que la petición de la Fiscalía no es más que eso y habrá que esperar a la resolución judicial.