ARA SOLIS | O |
05 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.HAY UNA fantástica página de Internet a través de la que se pueden alquilar pisos, apartamentos y chalés en cualquier país del mundo. Son los propios particulares los que cuelgan sus ofertas en la red y permite disfrutar de gangas como un coqueto chalecito en isla Mauricio con capacidad para seis personas y por 300 euros la semana. La más cara: 35.000 euros semanales por disfrutar de una villa -servicio doméstico incluido- para ocho personas en las Islas Andros, en las Bahamas. Unas vacaciones perfectas que todavía lo serían más si Galicia estuviese bien comunicada con el resto de planeta y no fuese una misión imposible llegar a las islas en cuestión. Pero esta es otra historia. Cada casa lleva adjunta una ficha informativa y unas fotografías que permiten curiosear todos los rincones y saber a qué distancia de la vivienda hay una farmacia, un supermercado o una parada de autobuses. La mayoría de las ofertas se refieren a España y de Galicia hay un centenar. Sólo una de la Costa da Morte y eso a pesar de que todos sabemos de que en la zona hay cientos de casas vacías que se mueren de asco en busca de inquilinos. Parece mentira que en la era de Internet todavía haya quien deje escapar una oportunidad como esta -la página recibe miles de visitas cada día-, pero más mentira parece que alguien crea que puede pedir 2.100 euros semanales por una casa situada en mitad de una aldea de la comarca, con unas comunicaciones pésimas y sin ningún servicio a su alrededor. Sin sábanas ni toallas incluidas y sin apenas ofertas de ocio alrededor. La Costa da Morte es un paraíso que hay que saber vender, pero, sobre todo, venderlo a un precio justo. Y hoy en día casi podría calificarse de timo pedir 2.100 euros por una semana. Sobre todo cuando por siete veces menos puede disfrutarse de cosas mucho mejores.