Los valores mensuales de extensión del hielo marino disminuyen todos los meses del año y que su espesor no deja de menguar. El análisis considera que si el calentamiento global logra estabilizarse en 1,5 grados con respecto a los niveles preindustriales supondría que el hielo desaparecería del polo norte en el mes de septiembre solo una vez cada cien años. Sin embargo, con un calentamiento de dos grados o superior esa circunstancia se podría producir cada tres años.
La pérdida de hielo afectará a numerosos sectores y a las poblaciones del Ártico, que ya han ajustado sus patrones de desplazamiento. «Puede que, para muchas personas, el mar abierto, el Ártico, la Antártida y las zonas de alta montaña parezcan muy distantes, pero dependemos de esas regiones que inciden directa e indirectamente en nuestras vidas de formas muy diversas, por ejemplo en lo concerniente al tiempo y el clima, la alimentación, el agua, la energía, el comercio, el transporte, las actividades de ocio y turísticas, la salud, el bienestar, la cultura e incluso la identidad», ha manifestado Hoesung Lee, presidente del IPCC.