Fallece a los 96 años Andrés Ruiz Pedrayes, el padre del alcalde de Ribeira

RIBEIRA

MARCOS CREO

Fundó la primera farmacia de Carreira y era conocido por su solidaridad y honestidad

17 oct 2021 . Actualizado a las 23:16 h.

Andrés Ruiz Pedrayes, el padre del alcalde de Ribeira, Manuel Ruiz Rivas, falleció ayer a los 96 años de edad. Sus restos mortales serán trasladados a las 21.30 horas desde el tanatorio do Barbanza, en Xarás, hasta el crematorio, donde será incinerado en la intimidad familiar. El martes, a las 20.30 horas, se celebrará una misa en su honor en la iglesia de Santa Uxía.

Nacido en Cariñena (Zaragoza), Andrés Ruiz se trasladó a Ribeira hace 70 años para formarse en el ámbito farmacéutico. Puso en marcha de hecho, la primera botica de Carreira, aunque posteriormente se trasladó a la ciudad ribeirense, donde la farmacia que él fundó todavía continúa abierta en la calle Rosalía de Castro. Hijo, nieto y bisnieto de farmacéuticos, le dio continuidad a una saga que hoy sigue a través de dos nuevas generaciones de la familia Ruiz.

Desde su farmacia, Andrés Ruiz desarrolló una de sus virtudes, la solidaridad, sobre todo en los años de mayor penuria económica, concediendo plazos a los vecinos vecinos para abonar sus medicinas e incluso dándoselas de forma gratuita a aquellos que más necesidades tenían.

Aficionado a la pesca, fue uno de los socios fundadores del Club Náutico de Ribeira, una entidad que surgió en la cafetería María, a la que él era asiduo. Entre sus pasatiempos estaba también el dominó y tras la jubilación era frecuente verlo jugando una partida en el Mercantil. Pero la gran pasión de Andrés Ruiz fue la de seguir a sus hijos, sobre todo durante su etapa como jugadores de fútbol, para animarlos en cada partido.

Por su faceta solidaria, pero también por su honestidad era conocido Andrés Ruiz. Su hijo Manuel recuerda un par de anécdotas que marcarían para siempre su vida. Una, cuando su padre lo obligó, siendo un crío, a devolver la vuelta que le habían dado de más y con la que él regresaba a casa contento. Otra, cuando él y sus hermanos lograron colar una moneda extranjera para pagar unos churros; tuvieron que ahorrar el dinero y devolverlo.

Esas cualidades, sumadas a su carácter sociable, hicieron que Andrés Ruiz, pese a no perder nunca el acento zaragozano, tejiera en Ribeira una amplia red de amistades. Pese a su avanzada edad, todavía era frecuente verlo repartiendo saludos en sus continuas salidas por la ciudad hace cuatro meses, cuando su luz empezó a apagarse.