Una bendición cargada de esperanza

Ana Gerpe Varela
a. Gerpe RIBEIRA / LA VOZ

RIBEIRA

Numerosos fieles asistieron a los oficios religiosos del Domingo de Ramos

28 mar 2021 . Actualizado a las 20:47 h.

No fue el Domingo de Ramos deseado, pero, pese a las mascarillas y al aforo limitado en los templos, era mucho mejor que el confinamiento de hace un año. Provistos con ramos de olivo o palmas, numerosos vecinos acudieron a los templos de Barbanza para participar en una de las más arraigadas celebraciones de Semana Santa y recibir una bendición cargada de esperanza para que la sombra de la pandemia sea pronto un mal recuerdo.

En el atrio de la iglesia de Ribeira, las restricciones obligaron a muchas personas a permanecer fuera en los dos oficios celebrados durante la mañana. El párroco, Alfonso Mera, salió al exterior para realizar la bendición. Entre los asistentes, una mujer comentaba que limita sus salidas a la realización de compras una vez a la semana y, sin embargo, no renunció a su cita en una fecha tan señalada: «A tradición debe manterse».

También en otras localidades, aunque las misas se realizaron en el interior, los sacerdotes salieron para llegar a quienes no habían podido acceder. Durante la mañana, el párroco Marcelino Sánchez ofició eucaristías en Isorna, Lampón, Asados y Posmarcos en las que, señaló, hubo una gran afluencia: «É un día moi sinalado e para a xente, ten unha gran importancia».

En algunos lugares, debido a la elevada presencia de personas en el exterior se colocaron sillas para que personas mayores pudieran sentarse. También en otros municipios como Noia, Porto do Son o Muros tuvo lugar la tradicional bendición.

Imposición de medallas

En el templo pobrense de Santa María a Antiga do Deán, la cofradía de O Santo Cristo e Oración no Horto, presidida por Manuel Domínguez, inició los actos de Semana Santa la noche del sábado con la imposición de medallas a tres nuevos cofrades.

Uno de los integrantes que se suman a esta entidad es Marcos Cardaldo, que con solo 2 años se ha convertido en el miembro más joven de una familia formada por 170 cofrades. Junto al pequeño Marcos, también la obtuvieron su abuela María Victoria Treus y la vecina Rosa Hermo.

Debido a las normas anticovid, el párroco, Manuel Villar, entregó las medallas en la mano a los nuevos miembros, en lugar de colocárselas en el cuello.