Rampas con mareas vivas, una mala idea para aparcar el coche

Á. Sevilla / a. Gerpe / j. m. Sande RIBEIRA, MUROS / LA VOZ

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Policías locales de la zona alertan a la ciudadanía del riesgo que existe al estacionar en las dársenas

23 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Con la llegada del verano, la falta o escasez de aparcamiento gratuito ha motivado que los conductores tiren de ingenio. La mayoría opta por crear plazas de estacionamiento donde antes no existía absolutamente nada. Sin embargo, los más atrevidos han querido jugársela al mismísimo Poseidón. Las rampas de los muelles se han convertido en un lugar de socorro, suficiente para detenerse un par de minutos, hacer los recados y regresar a casa. Sin embargo, no falta quien deja el coche durante horas, para encontrarse más tarde con una llamada de la policía local alertando de que el automóvil lo ha devorado el mar.

El último incidente de este tipo ocurrió durante la madrugada de ayer en A Pobra. Los agentes municipales se vieron obligados a retirar, con una grúa, un vehículo 4X4 que se encontraba en una rampa ubicada en la playa de O Areal. «Hai semanas durante as vacacións que chegamos a ter que quitar dous por día», apuntó uno de los profesionales consultados. Desde el cuerpo reconocen que, a menudo, se trata de turistas, aunque no faltan vecinos de la localidad.

Para todos, piden que se extreme el cuidado, ya que si el agua llega al motor del vehículo los daños pueden ser irreparables. Por ello, recuerdan que es fundamental controlar las mareas vivas y no dejar los vehículos de noche en este tipo de superficies.

La situación también se repitió en Ribeira el pasado sábado, durante el mercadillo. El piloto, un vecino de la localidad, dejó su turismo en una pendiente de la dársena para realizar las compras. Con el paso del tiempo, el agua comenzó a subir hasta que llegó a la altura de las ruedas. En el lugar se agolpó un número importante de curiosos, que comenzaron a hacer los típicos chascarrillos.

Por fortuna, funcionarios de la Policía Local lograron contactar con el dueño, que llegó al lugar rápidamente. Antes de que el agua llegase a sumergir el coche, se sacó los zapatos, se remangó los pantalones y se lanzó a sacar el vehículo del lugar. Ante varios vecinos que seguían la escena en primera persona, el conductor logró arrancar el automóvil a la primera y retirarlo de la zona.

En Muros

En Muros tampoco se salvan de vivir este tipo de casos. «É habitual durante o verán, ao haber moita xente de fóra utilízase calquera lugar como aparcamento», aseguró un vecino de la villa. El problema llega cuando no todos conocen cómo se comporta el mar.

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La pasada semana, varias personas sufrieron el mismo problema que sus vecinos de Ribeira y A Pobra. A pesar de que lo normal es que le ocurra a turistas, algunos lugareños también pecan de confianza o desconocimiento, ya que no es el primero que tiene que salir corriendo de su casa para lanzarse a rescatar su coche cuando el agua empieza a asomar por la ventanilla.