La noiesa de las 107 vidas

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo RIBEIRA / LA VOZ

NOIA

Marisol Villar entregó un ramo de flores a Delfina, que en su cumpleaños estuvo acompañada de sus tres hijos
Marisol Villar entregó un ramo de flores a Delfina, que en su cumpleaños estuvo acompañada de sus tres hijos

Una de las abuelas de la comarca, Delfina Agrafojo, celebró esta semana su cumpleaños rodeada de toda su familia

27 may 2024 . Actualizado a las 20:37 h.

Suma y sigue. Y así hasta los 107, que fueron los años que esta semana cumplió Delfina Agrafojo, una vecina de Noia que se ha convertido en una de las más longevas de la comarca. Aunque desde hace un tiempo utiliza una silla de ruedas porque tiene miedo a que sus piernas no le respondan, ella continúa estando en plena forma. «De cabeza está moi ben, razoa perfectamente e coñece a todo o mundo», explica su nieta Lorena Costoya.

Confiesa que este año pasó por algunos altibajos y estuvo algo pachucha, por lo que se llegaron a temer que quizás estaba cerca su marcha: «Pero resiste todo e remonta. Non ten sete vidas, ten 107 vidas». Este miércoles, festividad de Santa Rita, fue su cumpleaños y además de la visita de la concejala Marisol Villar, que la felicitó con un ramo de flores, Delfina pudo reunir en la celebración a sus tres hijos, María Dolores, Emilio y Antonio, ya que este último reside en Barcelona y viajó especialmente para festejar el aniversario de su madre.

Aunque Delfina trabajó muchos años en el campo y como mariscadora, confiesa que ahora no hace gran cosa y que pasa muchas horas durmiendo, «ata que me farto». Otra de sus grandes aficiones es mirar como transcurre la vida a través de la ventana de su vivienda de Orro. «Ela non é de ver a televisión, prefire que a poñamos aquí e mirar pasar a xente, saudar aos veciños e observar como traballan. Ademais, cando vén o bo tempo, o primeiro que nos pide é que a saquemos á rúa», señala su nieta.

 Churros y cantar

Su memoria sigue en forma y recuerda a la perfección grandes momentos de su vida, por la que está muy agradecida. También es de las que le gusta mantener las costumbres, y no perdona un domingo sin tomar sus churros.

Habladora, siempre con una sonrisa en la boca y con ganas de lanzarse a cantar, Delfina tiene cuerda para rato y su intención es seguir siendo la abuela de la comarca.